Las cosas que deberías tener a los 25 años para no sufrir la “crisis del cuarto de siglo”
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Escribo este artículo como terapia y compromiso de revisar, ¿qué le hace falta a mi vida? Pero procuraré no hacer de esto un exorcismo generalizado de todos aquellos que, como yo, cumplieron 25 o ya los tienen.
La gran mayoría de mis amigos son mayores que yo y desde hace unos meses me han amenazado con la odiosa predicción: “espérate que te dé la crisis de los 25” y digo odiosa porque es como si todos estuviéramos predeterminados a sufrirla.
¿Sabes qué? Existe, pero dejemos de pensar en la palabra crisis como algo negativo, más bien te invito a que lo veamos como una reflexión y que si algunas de las cosas que nombraré a continuación no las tienes, no entres en pánico, sino que más bien analices si en tu contexto te funciona y cómo harás para tenerlas.
¿Realmente existe esta crisis?
La psicóloga Abby Wilner expresó en su libro ‘Crisis del cuarto de vida’, “que el conflicto en esta etapa pasa por la falta de información y de previsibilidad: no hay certezas. Entras en un ciclo donde dudas mucho de ti mismo”.
De esa cita, nada me queda más claro que la palabra “dudas”. Nunca en mi vida me había hecho tantas preguntas y algunas de ellas, que rondan con cada vez más frecuencia son: ¿Soy feliz en mi trabajo? ¿Debería estudiar una especialización o una maestría? ¿Debo buscar nuevos rumbos fuera del país? ¿Debería tener casa, carro, matrimonio y beca?
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En búsqueda de esas respuestas, recopile la siguiente información como una guía- ojo, no es la biblia- de lo que deberíamos tener a esta edad.
1. ¡No deberías ser el “catano” de una institución educativa!
Si bien existe el famoso dicho “nunca es tarde para estudiar”, esto no quiere decir que aplique toda la vida. A esta edad, las empresas y la vida misma les exigen a las personas que ya cuentes con un título que te certifique en algo y mejor si es como profesional.
Además, seamos honestos, muchas veces la meta de ser profesional también es compartida con la familia y ver la cara de orgullo y felicidad de los padres presentando a su hijo con un título no tiene precio.
2.Experiencia laboral
¡Aceptemos la adultez de una vez por todas! Es acá cuando ya no deberíamos depender 100% de la familia. Los estudios importan mucho, pero no todo puede ser la academia. Las organizaciones valoran mucho tu recorrido laboral, por lo tanto, no te “duermas en los laureles” y toca puertas.
Claro, conseguir trabajo no es fácil y depende de cada caso, pero busca las maneras. En el caso del periodismo por ejemplo sería crear una página web y empezar a crear contenido o mirar opciones como ‘freelance’.
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3. El “marranito” no pueden ser tus únicos ahorros
Los ahorros no pueden ser solo un a alcancía a la cual llenas cada vez que te acuerdas. En esta etapa de la vida debes ser más consciente de tus ingresos y tus gastos, por lo cual, planear bien tus finanzas personales es vital para que organices una forma de ahorro.
¿Para qué? Eso depende de tus metas a corto y mediano plazo, ejemplo un viaje o comprarte un televisor. Además, nunca se sabe en qué momento podrás necesitarlos.
4. Salir del país
En los 25 estás en la época de tomar riesgos y uno de ellos, que además te ayudará a crecer como persona, será conocer otro país y mucho mejor si es a conocer una nueva cultura. El portal especializado Lifehack asegura que: “viajar, con la exposición a diferentes climas, culturas y pueblos, amplía la mente, ayuda a desarrollar habilidades para la vida y hace que las actitudes y la tolerancia sean más abiertas”.
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5. Contar con vida crediticia
Como lo decíamos anteriormente, el dinero no puede ser solo una alcancía. Es hora de que aprendas que las deudas no son malas si las sabes manejar, por eso tener un crédito puede ser una opción, siempre y cuando tengas los recursos para pagarlos. Un ejemplo sería tener una tarjeta de crédito y pagar tus compras a una o dos cuotas.
Recuerda que tener vida crediticia te servirá para que más adelante te puedan otorgar créditos como la compra de un apartamento o el pago de un posgrado.
6. Pensar en la vejez es pensar en la pensión
Llegó la hora de pensar más allá del presente y pensar en que llegarás a la tercera edad. En Colombia, según cifras de Asofondos, hay 14,8 millones de afiliados a los fondos de pensiones, pero cada vez son menos los jóvenes quienes toman consciencia sobre el ahorro para la vejez.
En nuestro país hay dos formas de cotizar pensiones, el régimen privado que son las (Administradoras de Fondos de Pensiones –AFP–) y la entidad pública Colpensiones.
7. Sí, te puedes dar algunos lujos
Una cena en un lugar exclusivo, ir a un concierto de la banda que tanto te gusta, los tenis que siempre soñaste, la “pinta” que te servirá para más de una ocasión, son solo algunas de las cosas que deberías tener. Claro no se trata de que compres todo de una vez, pero sí que te organices de acuerdo al pago de tu quincena, cuál de esos lujos que siempre has querido te puedes dar.
8. Invertir en tu salud
Una recomendación del portal económico The Financial Diet es que no le temas a pagar un poco más por una cita con un especialista como un dermatólogo, nutricionista, la suscripción a un gimnasio o contratar un entrenador. La idea es que a esta edad seas más conscientes que con respecto a tu cuerpo todos los excesos son malos y pueden empezar a pasar factura.
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9. Saber más de un idioma
Aprender inglés ya no debería ser solo una opción, sino una obligación. Por eso acá ya hablamos de aprender un tercer idioma. La página web Entrepreneur asegura que incluso no es necesario dominarlos a la perfección, pero sí defenderse, ya que te abrirá muchas puertas en lo personal y lo laboral.
Además, entre más viejo te pones, más difícil, pero no imposible, será el reto de aprender otra lengua.
10. La cuota inicial para casa o invertir en un posgrado
Sí desde más joven fuiste responsable con tus deudas y ya tienes un buen puntaje crediticio, es hora de pensar en grande. De acuerdo con tu proyecto de vida, qué es lo que más quieres para que sea tu próximo gran paso, irte de la casa a tu espacio propio y por lo tanto empezar a pagar tu apartamento o hacer una maestría en el exterior.