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El 1 Opina

¿Todos los hombres son iguales?

Andrea Aldana
Speaker, Conferencista & Columnista de Opinión

“¡Todos los hombres son iguales!”, le dijo María a su mejor amiga cuando el dolor del maltrato y del engaño rompieron su corazón en 1.000 pedazos. La tristeza y decepción en su mirada reflejaban como un pacto interno nacía en su corazón: “no volvería a creer en el amor de los hombres, ¡porque todos son iguales!”.

Sin embargo, meses después María utilizó la misma frase con un tono de resignación, mientras le argumentaba a su amiga las razones por las que regresaría con su ex. Por supuesto, ninguna de estas razones apuntaba al amor o la confianza restaurada en dicha relación; su mirada intentaba ocultar la dureza en su corazón, esa misma que le susurraba al oído que ella es tan fuerte que es capaz de volver a estar con el mismo hombre, bajo las mismas circunstancias con tal de asegurar algunas variables de su futuro y/o el de sus hijos.

La historia de María se repite en la vida de Martha, de Juanita y de miles de mujeres; incluso se puede repetir una y otra vez en la vida de María. Pareciera que esta frase usada por las mujeres, no es más que una herencia del machismo que aún camina por nuestras calles y contamina nuestras mentes.

No obstante, cuando María decide atravesar el dolor y sanar, cuando María encuentra oportunidades para ser independiente económicamente y herramientas para eliminar la dependencia emocional de su vida, María evoluciona y se convierte en su mejor versión, sin necesidad de apalancarse en la venganza, extender un mensaje de odio, permitir a la amargura controlar su mente, hacer pactos internos que la esclavizan, o elegir un empoderamiento superficial que le pone más peso sobre sus hombros del que debe llevar.

María elige crecer, así le duela. Decide aceptarse y redescubrir su esencia encontrando valor en ella. En ese instante, los ojos de María brillan de nuevo mientras ella se mima frente al espejo y descubre que ¡no todos los hombres son iguales!, que en este nuevo nivel existen hombres que aman y respetan a sus mujeres; hombres que buscan una escudera que cuide su corazón antes que su alimentación, porque saben que su corazón vale más que su bolsillo o su aspecto físico; hombres que quieren encontrar una amiga para reír, disfrutar la vida y construir un futuro juntos; hombres que se enfrentan a sus temores, que trabajan en ellos y que no buscan la compañía de las mujeres para llenar sus vacíos o darle rienda suelta a sus deseos; hombres que se hacen cargo de sus emociones, su ropa sucia y sus heridas emocionales; hombres que lideran su propia vida y que conocen bien la diferencia entre una mujer enamorada de su corazón y una mujer que se enamora de sus roles, su físico o su patrimonio.

Estos hombres no son traídos de los cuentos de hadas, son reales, imperfectos y llenos de errores como todos los seres humanos. Probablemente han enfrentado sombras del machismo y fueron intencionales en crecer, ellos no tienen miedo de ir a terapia, de conectar con su espiritualidad y reconocer sus debilidades. Hombres que entienden muy bien la selección natural, saben que evolucionan los más fuertes y están dispuestos a serlo así tengan que llorar frente a sus hijos y enfrentarse a los lugares más oscuros de su corazón,  porque prefieren ejercitar su corazón de león antes que los músculos de gorila.

En este nuevo nivel, María se da cuenta que la libertad sobre el machismo inicia en el corazón de cada una, se extiende a través de la sororidad y trae consigo el poder para reescribir el futuro de sus generaciones.

*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.

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