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El 1 Opina

Ni machismo ni feminismo, es cuestión de equilibrio

Andrea Aldana
Embajadora movimiento internacional El Poder de Ellas

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La historia de la humanidad está marcada por la interminable lucha por la libertad. Libertad de la esclavitud, del dominio de países, regiones, pueblos, razas e incluso individuos que han creído “ser mejores o superiores al resto”. Y es justamente esa lucha por la libertad la que hizo que levantáramos nuestras voces en contra del machismo y dando origen al feminismo. El machismo es definido en el diccionario de Oxford como  actitud o manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer”; todas hemos sido víctimas del machismo de alguna manera, desde esclavas sexuales, hasta amas de casa sin derecho a opinar.

Sin embargo, pareciera que nuestra autentica lucha por la libertad se transforma en una guerra de poder, y la guerra como todos sabemos, trae hambre, pobreza, crueldad y efectos devastadores en las siguientes generaciones. ¡Reclamamos lugares de poder y decisión en nuestras profesiones, espacios en juntas directivas, en el gobierno, mejores salarios y leyes que nos protejan, pero desdibujamos la esencia de nuestra libertad!

Hace falta detenerse en la expresión del niño de no más de tres años protagonista del reel viral en el que tiene que soportar en su silla de bebé del auto, a dos niñas cantándole la tiradera de Shakira a Piqué en la BZRP session #53, para entender el daño que esta guerra les hace a las siguientes generaciones. ¡Todos reímos y dijimos “ese chiquitín es Team Piqué”! Como si un niño de 3 años si quiera entendiera porque le cantaban estas letras a grito herido. Muchos creemos que Piqué se merece eso y más, pero el mensaje concebido a partir de los errores de uno solo se distorsiona en nuestras manos y contamina a una generación a la que -en teoría- estamos criando con respeto y disciplina positiva. Y, por supuesto, aplaudimos a las niñas protagonistas, ¡ellas la tienen clara! Sin haber tenido su primera decepción amorosa, aparentemente tienen todo el derecho de gritarle en la cara al primer inocente que se topan, ¡lo poderosas que podemos ser!

Apedreamos en redes sociales a los hombres que maltratan a sus mujeres y acaban con su autoestima, mientras aplaudimos a la mujer poderosa que tiene a su pareja de llavero, a la que se ufana de ser la “potra empoderada que domina cualquier bestia”.

Si es esto lo que estamos construyendo, ¿en qué nos diferenciamos de nuestro opresor? ¿Estamos creyéndonos la historia del tirano que afirma que es superior a otros? ¿Queremos convencer al mundo que somos superiores a los hombres, que no los necesitamos? El mismo diccionario describe el feminismo como “Doctrina y movimiento político y social que pide para la mujer el reconocimiento de las mismas capacidades y derechos que para el hombre”. Esa es la esencia de nuestra lucha, pero también la esencia de nuestra feminidad. Podemos ser lo que soñamos ser, pero no podemos radicalizar nuestra libertad.

Las mujeres por naturaleza construimos, gestamos, convertimos semillas en frutos extraordinarios; tenemos el poder natural para aportar vida al mundo, nuestra feminidad trae inmerso el poder para producir cambios profundos y darles continuidad. Tenemos una visión de futuro que nos permite adelantarnos e identificar los riesgos para tomar decisiones a tiempo, y desde ya levantar nuestra voz por la equidad real. Nuestros hijos heredan nuestra inteligencia de manera que tenemos la luz que se necesita para construir un mundo en el que nuestros niños y niñas puedan crecer libres de estereotipos y juicios, un mundo en el que hagamos equipo y brillemos juntos, ¡porque no se trata de machismo ni feminismo, es cuestión de equilibrio!

*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.

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