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Hospital de primer nivel de Magangué tiene más abogados que médicos

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La ESE Hospital Rio Grande de la Magdalena fue intervenida por la Superintendencia de Salud, en sus instalaciones hay más funcionarios administrativos que de salud, pero en algunas no hay agua potable. Su depuesto gerente hizo una gira por Bogotá para pedir que se revoque esa decisión.

Cuando la Superintendencia de Salud le pidió al gerente de la ESE Hospital Riogrande de la Magdalena, que entregara el cargo y el edificio, él no apareció en la oficina.

El gerente viajó para intentar en Bogotá que el superintendente de salud que ejercerá durante la sanción al titular, revoque la intervención decretada y la vuelva a dejar en sus manos.

Contrario a lo que los inspectores de la superintendencia  encontraron, él sostiene que su presupuesto se invirtió con transparencia.

La auditoría documentó quejas de médicos y enfermeras por sus condiciones de trabajo, el desembolso de sus sueldos y porque por cada tres médicos y enfermeros, estaban contratados siete secretarias y abogados.

Javier Villarreal, Superintendente Delegado afirmó que encontró “evidentemente un desbalance en favor de los no asistenciales; es decir, hay más personas en el trabajo administrativo que atendiendo pacientes”.

Un médico que pidió proteger su identidad, temeroso de que su vida esté en riesgo, afirmó que las condiciones eran pésimas: “No teníamos agua potable”.

Uno de los contratos que examinó la Superintendencia antes de ordenar la intervención, le entregaba el mantenimiento de equipos e infraestructura a la Fundación Fundesbol de Isabel Jaraba, la exjefe de enfermeras, que ahora tiene un cargo administrativo.

Isabel Jaraba era la jefe de enfermeras y ahora trabaja en la parte administrativa del Hospital de Magangué. Ella es esposa del almacenista de la ESE Riogrande la Magdalena, Ever Favian Mercado, quien en sus redes sociales documenta su amistad con el gerente Lagares.

Ever Mercado, el almacenista y amigo del gerente del hospital, conocía por dentro la administración del centro médico.

Cuando terminó su contrato con la ESE y ante la imposibilidad de cobrar la liquidación, un abogado se ofreció a comprarla por la mitad de su valor.

Era Cristian Meneses, uno de los abogados del hospital y también compañero de farra del gerente y el almacenista.

El gerente Lagares niega la existencia del cartel de las liquidaciones y el papel de sus amigos en este.

 Y declarándose ajeno a quienes hacen fiestas con los fondos de la salud de Magangué, aspira a que un superintendente ad hoc y menos informado, devuelva el edificio y el presupuesto a sus manos.

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