Los hombres no lloran, los hombres pagan
- ¿Por qué el morado representa el movimiento feminista?
- Día de la Mujer: siete libros feministas que todos deberíamos leer
“Los hombres no lloran”, “los hombres no expresan lo que sienten”, “no importa si el mundo se cae a pedazos, es un hombre y tiene que responder por los suyos”. Claramente, muchos hombres no lloran y, también, ¡muchos de ellos se suicidan! Para ser exactos, por cada mujer que se suicida, cuatro hombres se suicidan en Colombia.
Pero, claro. “Tiene que ser macho, ¡no se puede dejar de nadie!”; “¡tiene que aprender a defenderse!”; “¡tiene que resolver las cosas como hombre!”. Por supuesto, son tan machos que por cada mujer que muere en un homicidio, mueren 12 hombres, muchos de ellos en riñas callejeras y/o por hechos de intolerancia.
“No puede temerle a nada”, “es el hombre de la casa”, “tiene que manejar como varón”. Efectivamente, por cada mujer que muere en Colombia en accidentes de tránsito, mueren cinco hombres según las cifras oficiales del Dane.
Ellos no gritan, “nos están matando”; ¡ellos se están matando! Porque el machismo también les dejó huella, el machismo les dibujó en el corazón un prototipo de hombre que no existe, el machismo les dijo que si no jugaban futbol o no les gustaban los carritos, ¡no eran varones!
¿Quién dice que la masculinidad se mide en la afinidad con una pelota de fútbol o un carro? ¿Quién dice que el cerebro, los dones, los talentos, las emociones y las lagrimas tienen género?
¿Cómo se sentirá el chef que oye que la cocinita es un juguete para niñas? ¿Qué pensará ese adolescente que no entiende de mecánica cuando todos en casa le exigen saber qué le pasa al carro solo porque es el varón de la familia? ¿O qué sentirá ese hombre al que le han dicho toda su vida que su valor está en su billetera cuando pierde su trabajo?
¡Equidad los involucra a ellos también! Pareciera que están pagando una deuda histórica que los obliga a callar frente a nuestro grito de libertad, pareciera que la deuda de generaciones anteriores no les da derecho de gritarle al mundo que ellos no resuelven las cosas a puños, que no son abusadores, que lloran para sentirse mejor, que no saben de carros ni de mecánica solo por ser hombres, que a muchos no les gusta el futbol y que con la masculinidad no traen una billetera incorporada ni una capa de héroe para salvar a todos; que ellos también necesitan que los salven, que los salven de la violencia que enfrentan desde la primera pelea en el colegio en la que deben demostrar su “hombría”; que los salven de la soledad y del suicidio cuando sienten que no tienen mas para dar; que los salven de los accidentes en los que mueren solo por demostrar que no tienen miedo.
Algunas ideas radicalizadas les susurran que se hagan a un lado porque las mujeres vamos a paso firme y no los necesitamos. Pero muchos corazones de mujeres independientes, autónomas y en equilibrio se derriten cuando los ven seguros de su masculinidad, cuando ven en su outfit los colores que les gustan y no los que “deberían usar por ser hombres”. Las mujeres nos quedamos sin aliento cuando la caballerosidad, el respeto, el liderazgo y la gestión de emociones salen a flote. Las mujeres amamos sentirnos respaldadas así podamos hacerlo solas; nos encanta su sentido del humor, la cortesía y la grandeza de la simplicidad con la que ven el mundo.
Las mujeres admiramos su inteligencia, su ingenio, su capacidad para conectar entre hombres, así como la lealtad y la franqueza que rigen sus amistades; anhelamos su capacidad de seguir adelante y no tomarse nada personal. Las mujeres amamos la verdadera esencia de la masculinidad.
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.