Guido, uno de los símbolos de la lucha de las Abuelas de la Plaza de Mayo
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Las Abuelas de Plaza de Mayo cumplen 40 años y no bajan la guardia tras haber identificado a 124 niños robados por la dictadura argentina, entre ellos Ignacio Montoya Carlotto: “Guido”, uno de los símbolos de su lucha.
Estas mujeres que tienen hoy 80 o más años de edad, han perdido a su hijo o hija, secuestrados por ser opositores al régimen militar, y a bebés -sus nietos- que debían nacer unos meses más tarde. Las Abuelas estiman que unos 400 niños fueron robados y apropiados (adoptados ilegalmente) por gente próxima a la dictadura.
Guido
Se llamó Ignacio Hurban durante 36 años, antes de que Argentina descubriera la existencia de “Guido”, el nombre que su madre le había dado antes de morir en las cárceles de la junta militar.
Este pianista y amante del jazz, nacido en Olavarría, una pequeña ciudad en la pampa húmeda argentina, fue violentamente llevado a las primeras páginas el 5 de agosto de 2014: la emblemática presidenta de las Abuelas, Estela de Carlotto, acababa de encontrar a su nieto.
“Me buscaron durante 36 años, pensando en esa ausencia. Para mí y los otros nietos recuperados, es diferente. Hay menos expectativas. Para el que es buscado, la historia empieza el día que lo encuentran. Ahí empieza el shock”Guido.
Desde que es padre, dice que entiende mejor el sentimiento que empujó a las Madres y a las Abuelas a arriesgar sus propias vidas manifestando frente a la Casa Rosada (de gobierno) en Buenos Aires, en plena dictadura.
¿Y los demás?
Los 124 nietos identificados han reaccionado de distinta manera. “Muchos han hecho un corte en su vida, otros continuaron, algunos militan, otros no”, asegura.
Tres nietos se han lanzado a la política y se convirtieron en diputados, otra es candidata.
Ignacio no podía pensar en cambiar de nombre. Con una sonrisa, pero firmemente, rechazó el que le otorgaron los argentinos. “Guido es un personaje, una construcción colectiva”, analiza.
En cambio, sí aceptó recuperar los apellidos de su padre (Montoya) y de su madre (Carlotto).
Por Alexandre PEYRILLE
AFP