“Dormía en un sofá”, celadora fue obligada a vivir por un mes en el sótano de un edificio de Rosales
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Este viernes en redes sociales se viralizó la historia de la señora Edy Fonseca, una mujer de 51 años que fue obligada por sus empleadores para vivir en el sótano del edificio en el que trabajaba como celadora en un barrio en Rosales, Bogotá.
Cuando empezó la cuarentena, le dijeron a la celadora que sus otros dos compañeros con los que prestaba el servicio de vigilancia habían sido despedidos y que ahora le tocaba a ella irse a vivir al edificio y trabajar como celadora las 24 horas de los siete días de la semana.
“Ellos me preguntaron que si tenía un colchón inflable. Yo les dije que no tenía. Entonces me pidieron que llevara algo que se asimilara a un colchón, así que llevé un cubrelecho”, relató Fonseca al Espectador y aseguró que al volver a llegar al edificio a las 5:00 p.m., el presidente del consejo de la unidad residencial le bajó un sofá para que ella se acomodara ahí.
El suplicio de la señora Edy apenas empezaba porque como no le permitían salir para nada porque la amenazaban con despedir o que sería un delito por violar el aislamiento, Fonseca debió acomodarse en el semisótano, en donde tenía un baño, que no contaba con agua, por lo que ella debía mantener un balde en el sitio para poder asearse.
Su jefe, además le dijo que para su alimentación le iban a dar $15.000 diarios, para que los distribuyera en sus tres comidas principales, es decir de a 5 mil pesos por plato, el cual debía pedir para que le llegara a su lugar de trabajo.
El presidente del consejo no le permitía ni siquiera recibir alimentos que le obsequiaban los residentes y la orden de quedarse en su trabajo era tal, que incluso cuando murió uno de sus sobrinos, tampoco le permitieron salir del trabajo.
“Yo no entendía por qué no me dejaban ir a mi casa, si todo el día entraban y salían residentes y domiciliarios, entonces ¿yo por qué no podía salir?” dijo Edy a City Tv en una entrevista.
La señora Edy dijo que después de unos días de encierro y trabajo, se empezó a enfermar y entrar en depresión hasta que el 23 de abril amaneció con la cara paralizada y con dificultad para respirar por lo que la tuvieron que sacar en ambulancia y así fue como salió de su encierro.
Nixon Forero, abogado de la celadora le dijo a la W que su defendida estaba contratada directamente por los administradores del lugar por lo que “se presentará una queja ante Ministerio del Trabajo y la Superintendencia de Vigilancia por quebrantamiento de la normatividad.
“No alcanzó a ser homicidio, pero sí fueron lesiones personales porque ellos dieron pie a todo eso y también hubo una coacción psicológica, porque todo esto fue lo que le generó los problemas de salud que ella presentaba cuando llegó la ambulancia”, aseguró Forero al Espectador.