Poca transparencia, pero hace

Con la adjudicación de la losa para el Malecón del Suroriente, Alejandro Char inauguró la megacontratación de su tercer gobierno en Barranquilla siguiendo los patrones de sus anteriores administraciones: procesos multimillonarios, con poca socialización ciudadana y sin suficiente pluralidad de oferentes, que quedan en manos de viejos conocidos.

La obra, por $92.664 millones, se la ganó el 12 de marzo pasado la portuguesa Mota Engil. Con sede en Colombia, esa compañía fue una de las privilegiadas con la megacontratación del segundo gobierno de Char, entre 2016 y 2019, cuando obtuvo $239.654 millones como miembro de tres consorcios: dos para la construcción de dos tramos del Malecón del Río y el tercero para la canalización del arroyo de la carrera 65.

Con Char III apenas despuntando, Mota se ganó la losa de Rebolo sin real competencia porque ese proceso solo tuvo dos oferentes: los consorcios Más Rebolo y San Felipe. 

El primero, conformado por las empresas Smart Steel SAS (Barranquilla), Picar SAS (Bogotá) y Bygga Infraestructura (Sabaneta, Antioquia), no cumplió ninguno de los requisitos habilitantes. Una situación poco usual que le facilitó el camino al Consorcio San Felipe, integrado por dos empresas de la multinacional.

Con esta obra, en particular, la Alcaldía busca ampliar el número de kilómetros de espacio público recuperados en el sur de Barranquilla, barrios con déficit histórico por la informalidad de sus procesos de urbanización durante los últimos 50 años y en permanente zozobra por la criminalidad.

Para lograrlo, la Alcaldía construirá una tapa de 1.3 kilómetros con estructura metálica y concreto sobre el canal del Arroyo Rebolo, entre la carrera 23 y la calle 8, uno de los más caudalosos de La Arenosa. 

Después, sobre esa losa, construirá el Malecón del Suroriente, que se lo ganó a finales de marzo el consorcio paisa Urbacaribe 24 (Interventoría, Diseños y Contratos SAS, de Envigado, y MGL Ingenieros SAS, de Medellin).

Char anunció el Malecón del Suroriente, mientras hacía su tercera campaña a la Alcaldía. El primero de enero ratificó la construcción de esa obra, desde el barrio Rebolo, durante su ceremonia de posesión.  Veintidós días después, el proceso ya estaba publicado en el Sistema Electrónico de Contratación Pública (Secop) y el 31 de enero se lo volvió a presentar a la opinión pública como parte de un paquete clave de infraestructura de su tercer gobierno, que llamó Plan Alcalde.

El aplauso generalizado por la adjudicación de una obra millonaria arrancando gobierno —y cuya ejecución significará un punto de inflexión para el suroriente de Barranquilla— terminó eclipsando, una vez más, la poca competencia que existe en la capital del Atlántico a la hora de ejecutar la plata pública.

En últimas, evocando aquel popular estribillo, hay poca transparencia, pero hace…

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