¿Las mujeres queremos a Ken?

La gran fila rosa en las salas de cine del país, compuesta por mujeres de todas las edades que quieren tomarse una foto en la famosa caja y por una vez más “ser Barbie”, nos permite dimensionar cómo nuestra amada muñeca se ha posicionado en los corazones de muchas generaciones, quienes, con una Barbie en la mano, hemos soñado un futuro diferente para nosotras.

Queríamos “ser Barbie” para cumplir nuestros sueños de convertirnos en astronautas, ejecutivas, médicos, ingenieras, tener nuestra propia casa y nuestro propio auto; jugábamos con Ken como el esposo soñado, el padre para esa familia tan anhelada y el compañero divertido de aventuras. Muchas no teníamos a la mano un Ken y lo reemplazábamos dichosas por el Max Steel de nuestro hermano, Superman, Batman o algún otro miembro de la Liga de la Justicia y, por supuesto, por Thor, Ironman o alguno de sus compañeros del universo Marvel, que, a propósito, aún nos resultan infinitamente más atractivos.

Pareciera que ese mundo rosa que soñaron las primeras mujeres en levantar la voz a favor de nuestros derechos se ha convertido en un lugar en el que Ken no cabe, y menos los superhéroes que tanto nos gustan; un lugar en el que pasaron de ser el compañero de vida de Barbie a un accesorio más. Convertimos a los superhéroes en Ken, y educamos a un Ken inseguro que termina confesando con un aire de resignación que “todo se trata de Barbie”.

Hace falta hablar con los hombres que no se dejan enmarcar en los prototipos machistas, esos super héroes llenos de caballerosidad, masculinidad y que son capaces de verbalizar lo que sienten, para oír esta frase tan real y dolorosa como las cifras de feminicidios, “¡los hombres estamos pasando de ser el sexo fuerte al sexo olvidado!”. Y nos es que quieran seguir siendo el sexo fuerte, pero les duele que los olvidemos. Es cierto que tenemos que seguir luchando por igualdad de oportunidades, por disminuir las cifras de feminicidios y violaciones, pero también necesitamos levantar nuestra voz en contra de ese mensaje radicalizado que les grita a los hombres “que no los necesitamos”, “que la esencia masculina, no nos gusta” y “que los estamos superando hasta en número”, ese mensaje que condena al inocente de tres años por la violencia del de 70  y que en un mundo que grita diversidad, minimiza la esencia maravillosa asociada a la masculinidad.

Las mujeres tenemos el poder para construir y derribar imperios, hemos dado grandes pasos en contra del machismo, pero es nuestra responsabilidad construir el mundo en el que los hombres puedan seguir soñando con ser superhéroes, en el que nuestros hijos puedan correr a los brazos fuertes de papá y puedan seguir jugando a salvar el planeta; un mundo en el que los hombres tengan la certeza, que si bien podemos cuidarnos entre nosotras, nada nos parece más sexy que ese pecho fuerte en el que nos sentimos resguardadas y amadas; un lugar en el que reconozcamos que el poder de la simplicidad con el que ellos ven el mundo, resuelve lo que nuestra complejidad no puede ver; un espacio que valore y respete su capacidad para inventar, porque sin sus “absurdos” juegos, retos y pruebas, probablemente no estaríamos en la era de la tecnología y, por supuesto, un mundo que les permita sentir, que les permita ser sin etiquetas, que les permita expresarse sin tildarlos. Un mundo en el que esté claro que las mujeres seguimos prefiriendo los poderes de la masculinidad reflejados en los superhéroes, antes que al estereotipo vacío de Ken.

*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.