El estudio que rompe el silencio sobre los hombres que son violados por mujeres
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Lamentablemente, la violencia sexual contra los hombres es un área de estudio descuidada y muy sensible; aunque estos hechos también tienen lugar en diversos entornos como: hogares, lugares de trabajo, escuelas, calles, instituciones educativas y prisiones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia sexual como: “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”.
En el imaginario colectivo están los mitos de que los hombres no pueden ser abusados sexualmente por otra mujer y que solo puede ser entre hombres o que incluso no se le puede forzar a una penetración porque se necesita una erección y para eso se debe estar excitado, pero esto no quiere decir que se sienta placer.
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En qué consistió el estudio
La doctora Siobhan Weare, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido, lideró a la primera investigación en profundidad que rompe el silencio sobre la violación sexual de hombres por parte de mujeres en ese país.
El estudio, publicado esta semana, se centró en las experiencias de más de 200 hombres que participaron en entrevistas en profundidad y compartieron sus historias siempre y cuando permanecieran anónimas.
Uno de los objetivos de la Dra Weare es que este país analice con detenimiento estos casos para que, así como pasa con los actos violentos sexuales contra las mujeres, que tienen duras condenas, pase lo mismo con los hombres que son víctimas.
Uno de los relatos
BBC News publicó la historia de uno de los hombres que participó en esta investigación y para contar su caso le pusieron el nombre de John, quien relató que los comportamientos extraños de su esposa iniciaron cuando empezó a autolesionarse.
El hombre cuenta que su mujer acudió al médico y al psicólogo esporádicamente y aunque, dejó de lesionarse, tiempo después se volvió muy violenta.
Según cuenta el medio, en una ocasión, la víctima se despertó y descubrió que su pareja había esposado su brazo derecho al marco metálico de la cama. Entonces comenzó a pegarle con un altavoz, amarró su otro brazo con una cuerda de nylon y le forzó a tener sexo.
Asustado y adolorido, John fue incapaz de satisfacer sus deseos, así que su pareja le pegó una vez más y le dejó atado a la cama durante media hora. Tras liberarle, ella se negó a hablar sobre lo que había sucedido.
Poco después de ese incidente, quedó embarazada y la violencia se aplacó. Pero meses después, John se despertó otra noche esposado a la cama. Entonces, cuenta, su pareja le forzó a tomar viagra y lo amordazó. “No pude hacer nada al respecto”.
“Me preguntan por qué no he dejado la casa. Pues bueno, porque fue la casa que yo había comprado para mis hijos. Financieramente estaba muy encerrado en la relación también”, aseguró John.
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Algunas conclusiones del estudio
Phys.org también publicó el estudio de la Dra. Weare y estos fueron algunos de los hallazgos que destacan del estudio:
- Uno de sus hallazgos es que el perpetrador en casos de “penetración forzada” es a menudo la pareja o expareja femenina (su investigación se enfoca solo en la penetración forzada que involucra a hombres y mujeres), y que esta experiencia es solo una muestra más de un abuso doméstico más amplio.
- Despeja el mito de que si el hombre tiene una erección significa que quiere sexo. De hecho, “una erección es un instinto puramente fisiológico (…) Los hombres pueden experimentar y mantener una erección incluso cuando están asustados o enojados”, según Weare.
- El miedo a que no les crean, al ridículo y los sentimientos de culpa a se identificaron como barreras clave para que los hombres no revelaran que se habían visto obligados a tener relaciones sexuales con mujeres.
- Los hombres obligados a tener relaciones sexuales con mujeres tenían probabilidades de experimentar problemas significativos de salud mental, como depresión, ansiedad y pensamientos suicidas, y a menudo tardaban varios años en revelar sus experiencias a alguien o buscar ayuda.
- Los participantes tenían percepciones de que ni la policía ni la justicia los iba a ayudar.
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