Manual para saber si su culo es un sombrero
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Importantes avances científicos han permitido identificar una no tan nueva, pero devastadora enfermedad, los glúteos de cientos de personas están siendo remplazados por sombreros. Las vías de propagación de este silencioso padecimiento son inciertas; en algunas ocasiones es una condición hereditaria, pero también puede contraerse durante cualquier momento de la vida del individuo que la padece. Para que esté alerta y pueda diagnosticarse a tiempo, este es un manual que le permitirá descifrar si su culo es un sombrero.
El primer paso es el más simple, un análisis a través de la vista o el tacto que le permita chequear si lo que sigue debajo de su espalda es lo que se espera. Lo más probable, es que dicho examen concluya que sus nalgas siguen ahí, y una vez llegue a dicha conclusión solo puede existir una pregunta:
Si su culo no es un sombrero, ¿por qué tiene la cabeza metida ahí?
Existen otros síntomas que pueden delatar si usted sufre de esta terrible condición. Si cuando en sus conversaciones diarias se abordan temas asociados con desigualdades estructurales (clase, raza o género) usted solo tiene realimentaciones que delatan que no ve más allá de usted mismo.
A continuación, algunos ejemplos:
* Se habla sobre la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres, o de la dificultad que tienen las mujeres para acceder a espacios laborales dominados por hombres *
Usted responde que tiene una tía/conocida/jefe que gana más que usted o que en ciertos sectores laborales no hay más mujeres, no porque haya barreras, sino porque de pronto no hay tanto interés.
* Se habla sobre el racismo en Colombia que afecta principalmente los derechos de indígenas, afrodescendientes e inmigrantes venezolanos*
Usted responde que el racismo es algo del pasado, que usted no es racista porque tiene un vecino negro, que ellos mismos se han encargado de diferenciarse y discriminarse, y empieza un discurso aterrador sobre el racismo inverso.
* Se habla de la desigualdad social y de la necesidad de protección a las personas más vulnerables dado que en Colombia tendrían que pasar al menos once generaciones para que una familia pueda salir de la pobreza *
Usted responde que los pobres son perezosos, son pobres porque quieren, que usted no puede andar alcahueteando con sus impuestos que el estado subsidie gente que simplemente no quiere trabajar.
Si usted se acerca a cualquiera de estas respuestas, puede que usted padezca de esta terrible condición y tenga la cabeza bien metida en el culo, dado que cuando usted intenta abrir los ojos lo único que puede ver es dentro de usted mismo, y le es imposible darse cuenta de la realidad en la que vive.
Pero no se preocupe, esta enfermedad es curable si usted tiene voluntad. Sacar la cabeza de ahí puede resultar un proceso doloroso e incómodo (aun después afuera), pero le aseguro que le va a garantizar una perspectiva mucho más clara de nuestra sociedad y le ayudará no solo a tener conversaciones constructivas sino a tomar decisiones más acertadas no solo para usted sino los que lo rodean.
El primer paso del tratamiento es ser consciente de su privilegio; andar por la vida con la tranquilidad de que su color de piel, su género o su clase social coinciden con de quien domina el mundo, es un importante indulto. La distinción tácita sobre las personas que salen de estos rangos limita y coarta los derechos incluso más básicos de la gente que está fuera de la regla.
Vivir siendo la norma tiene sus ventajas, que implican despreocuparse de ciertas cuestiones que con el tiempo para usted parecen invisibles. Usted llega a despreocuparse tanto, que cuando escucha testimonios que vienen de gente fuera de ese privilegio, lo llevan a pensar que eso que ellos viven no es cierto, invisibilizando, cuestionando e incluso reaccionando de forma violenta para negarlo.
Una vez esté consciente de ello, empiece a ejercitar su empatía en estas situaciones, ya usted entiende que no todo el mundo tuvo al nacer las ventajas que le fueron otorgadas a usted solo por existir; que la vida es más difícil para otros y que usted puede hacerla un poco más fácil eligiendo bien sus palabras, sus acciones, y donde pone su atención.
Como dije antes, sacar la cabeza del culo es doloroso, toma bastante tiempo y paciencia. Pero le aseguro que es el favor más grande que puede hacerse a usted mismo y a los demás.
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