¡La sociedad discreta más influyente de la historia!
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Los masones han sido la sociedad discreta más influyente de la historia social y económica del país. Durante los últimos tres siglos, han sido artífices del desarrollo. En 1743, en un viaje de negocios en Lisboa, fue arrestado John Coustos, un joyero londinense, sometido a tratos malevolentes, aislamiento permanente y horas de interrogatorio, acusado de pertenecer a una secta perversa: la masonería.
Sus orígenes se remontan a la edad media, una época marcada por una estructura socioeconómica dominante: el sistema feudalista. Allí, las relaciones sociales se construían a partir del vasallaje entre los señores y sus vasallos, los primeros ofrecían protección y tierra, los segundos, integraban la servidumbre y hacían parte del apoyo político y militar de los feudatarios. Lo cierto es que la fundación de la gran logia en un solsticio de verano en Londres en 1717 y la constitución escrita por James Anderson en 1723, proporcionó una base para la organización y las prácticas masónicas, además de convertirse en un hito fundacional de la hermandad que pervive, de forma discreta, en muchos rincones del mundo hasta nuestros días.
En Colombia, la masonería sigue siendo un enigma. La sociedad colombiana conoce poco sobre qué piensan, qué quieren, qué hacen y cómo actúan los masones. Cifras de Revista Semana revelan la existencia de unos 1.500 masones practicantes en el país y otros tantos que están en el primer grado de la fraternidad, pero no asisten con regularidad a los ritos. Otro hecho que atrae la atención, es la gran cantidad de líderes políticos y sociales masones, Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Tomás Cipriano de Mosquera, Antonio Nariño, José María Melo, Manuel Murillo Toro y otros tantos reconocidos políticos como Darío Echeandía, Eduardo Santos, Alberto Lleras Camargo y Horacio Serpa (Radio Nacional, 2023).
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Los ideales masónicos han influido en muchas reformas y avances del país, impulsando la toma de decisiones públicas para desarrollar iniciativas que promueven la educación, la infraestructura y el compromiso cívico. El historiador Thomas Willford (2005) señala que luego de la constitución de Río Negro en 1863, la masonería se fortaleció debido a la incursión de nuevos miembros, muchos de ellos integrantes del Partido Liberal. Al igual que la mayoría de presidentes del país entre 1868 y 1886 fueron miembros de logias masónicas.
La masonería, con su énfasis en principios como la libertad, la igualdad y la fraternidad, atrajo a individuos que buscaban reformar y modernizar a la sociedad colombiana. Los masones a menudo ocupaban puestos de influencia en el gobierno y las empresas, utilizando sus redes para promover agendas más liberales y abogar por el cambio social. Inclusive, desde mucho antes de la formación de la República.
En el auge del siglo XXI, el papel de la masonería en la política colombiana se ha vuelto menos pronunciado, pero sigue siendo un tema de interés. Hoy, los masones han forjado modelos más filántropos para construir país. Estos, a través de la creación de fundaciones y agrupaciones impulsan avances políticos y democráticos a lo largo y ancho de la geografía nacional, conquistando territorios, promoviendo las ideas con mucha fuerza como un símbolo de hermandad masónica.
En síntesis, la masonería continúa sirviendo como un foro para el diálogo y la colaboración entre personas comprometidas con el avance de los ideales democráticos y el progreso social para impulsar agendas de reforma que permitan una sociedad colombiana en paz y equitativa. Hoy, la invitación es a servir, a propiciar espacios de diálogo colectivo, a hacer realidad ideas que con mucha fuerza producen verdaderas transformaciones en los territorios.
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.
