La inversión en Venture Capital se rezaga en Latinoamérica
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En un mundo cada vez más competitivo y globalizado, la innovación se ha convertido en el motor impulsor del desarrollo económico y social. Las economías más prósperas y exitosas del mundo como Estados Unidos, China, Israel han reconocido este hecho y han invertido fuertemente en la creación y promoción de nuevas ideas, tecnologías y empresas de alto impacto.
Sin embargo, en América Latina nos enfrentamos a un desafío crítico al invertir menos del 0,1 % del PIB de 5,1 billones de dólares en capital de riesgo, quedando rezagados en comparación con otras regiones. Apenas una fracción insignificante de nuestro gigantesco PIB se destina a fomentar el emprendimiento innovador y de alto potencial.
Esta falta de inversión en innovación repercute negativamente en el desarrollo de nuevos negocios, la creación de empleo y la generación de riqueza a largo plazo, planteando un problema sustancial: la fórmula para el declive de la civilización. No impulsar la inversión en sectores tecnológicos de vanguardia, como la inteligencia artificial, la biotecnología, las energías renovables y la ciberseguridad, nos coloca en una posición desventajosa frente a otras economías más avanzadas.
La ausencia de un ecosistema sólido de capital de riesgo y la escasa cultura del emprendimiento e innovación, limita la capacidad de las empresas emergentes para acceder a financiamiento y recursos necesarios para crecer, generar empleo de calidad, retener talento y competir en mercados internacionales. Desaprovechando de esta manera la oportunidad para crear innovaciones disruptivas y soluciones a los desafíos del siglo XXI.
Si no tomamos medidas audaces y decisivas para revertir esta situación, corremos el riesgo de quedarnos en el pasado y perder la oportunidad de mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.
Es fundamental que los gobiernos, el sector privado y las instituciones académicas trabajen juntos para promover la inversión en capital de riesgo y fomentar un ecosistema propicio para la innovación. Necesitamos políticas y regulaciones que faciliten la creación y crecimiento de empresas innovadoras, así como incentivos fiscales y financieros para atraer inversiones en tecnología y emprendimiento.
Tenemos un potencial humano y unos recursos naturales impresionantes en América Latina, y debemos potenciar estas fortalezas para apostar por la innovación como motor de cambio y progreso. De no hacerlo, y no invertir en capital de riesgo, sería la receta para el declive de nuestra civilización. Es hora de actuar con determinación, audacia y visión de futuro.
Al invertir en innovación, estamos invirtiendo en el futuro de nuestra región, sentando las bases para un desarrollo sostenible y una sociedad próspera; nuestro futuro depende de ello. Mi invitación es a promover este tipo de inversión, que no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también fomenta la creatividad, el talento y la generación de conocimiento.
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.