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El 1 Opina

La cultura de los datos en los territorios

Jorge Laverde
Secretario General Comisión VI del Senado

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Las smart cities enfrentan problemas cada vez más complejos. La crisis ambiental global, los efectos de la pandemia COVID-19 denominada por el Banco Mundial (2022) como “la mayor crisis en más de un siglo”; el descontrolado desarrollo urbano y la alta dependencia del extractivismo en economías del Tercer Mundo, la puesta en jaque al capitalismo industrial, las movilizaciones y protestas sociales a lo largo y ancho de la región, la proliferación de movimientos feministas y colectivos LGTBIQ+, el auge de la revolución industrial 4.0 y la economía del conocimiento han marcado la partitura de la segunda década del siglo XXI y a su vez, la composición de la agenda pública global para los próximos años.

Ante ello, los gobiernos nacionales y subnacionales se ven presionados por las y los ciudadanos a presentar ecuaciones que puedan dar respuesta a tales desafíos sociales, posibiliten espacios para la creación de más y mejores oportunidades y fortalezcan la toma de decisiones basadas en evidencia. De ahí, surge la necesidad de encontrar nuevas formas de gobernar y gestionar los asuntos públicos (Zurbriggen, 2014). En este sentido, la gobernanza de datos o también conocida como “Data Governance” emerge como punta de lanza en este nuevo paisaje.

Recientes estudios han expuesto la importancia de los datos para las siguientes décadas. De acuerdo con la OCDE (2015) los datos se han convertido en una infraestructura estratégica para las economías del conocimiento en pleno auge del siglo XXI. Tal postura coincide con la revista británica The Economist, cuando en mayo de 2017 publicó en la portada principal «el recurso más valioso del mundo ya no es el petróleo, sino los datos» mostrando como estos han invadido nuestro día a día. Pocos quieren vivir sin la última actualización de ChatGPT, el motor de búsqueda de Google, la entrega en un día de Amazon, el suministro de noticias de Facebook, las stories en Instagram o los makeup tutoriales en TikTok.

El reverso de esta cara lo revela Soshanna Zuboff (2020) aludiendo a las connotaciones negativas del uso y explotación de los datos asociados al capitalismo de vigilancia. La crisis de la democracia y el fin de la acción comunicativa también son parte del riesgo como argumenta Byung Chul Han (2022).

A pesar de dichos contraargumentos, la gobernanza de datos se instaura en los territorios como un modelo de gestión novedoso y práctico para lograr una acción pública de calidad y efectiva, ya que promueve la transparencia y participación ciudadana, estimula la colaboración interinstitucional y fortalece la planeación estratégica multinivel.

Al revisar el caso colombiano, las cifras son alarmantes. Como se expone en el CONPES 4083 (2022) únicamente en el 45% de las instituciones a nivel nacional, en el 28% de gobernaciones y en el 23% de los municipios se usan datos propios para desarrollar políticas públicas. Esto deja en evidencia la casi inexistente cultura de datos en los territorios y devela que las estrategias de gobierno digital, open goverment o gobierno abierto son parte de una visión y línea discursiva sin materializarse en la mayoría de territorios del país.

Ante la necesidad de forjar una cultura de datos en los territorios y la búsqueda de nuevas formas de gobernar, la gobernanza de datos se despliega como una estrategia poderosa para gestionar y resolver los problemas perversos que amenazan a la sociedad y con ello la transformación social de los territorios.

*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.

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