El burnout no es un juego
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El agotamiento laboral extremo o burnout se ha convertido en un motivo de consulta altamente recurrente en los últimos años, especialmente en las generaciones más jóvenes. Sin embargo, y a pesar de tratarse de un fenómeno cada vez más presente, suele venir acompañado de múltiples estereotipos y falsos imaginarios, principalmente porque no se habla lo suficiente de él y por la falta de entendimiento que hay a su alrededor.
Lo primero que vale señalar es que no se trata de un cansancio superficial o pasajero, por lo que frases del estilo: “tómate una cerveza y relájate”, “ya casi se acaba la semana y podrás descansar” o “déjalo para mañana, no va a pasar nada”, por más bienintencionadas que sean, rara vez dimensionan el grado de agotamiento y estrés que está padeciendo la persona.
En esencia, el burnout se manifiesta a través de síntomas como: tristeza, enojo, irritabilidad, fatiga abrumadora, dificultad para concentrarse y un nivel de estrés que alcanza cuotas alarmantes. Este agotamiento extremo también se manifiesta en un rendimiento disminuido y una completa falta de disponibilidad emocional. Por lo tanto, la idea de que medidas simples como tomarse una cerveza o posponer un correo puedan contrarrestar esta afección es una ilusión peligrosa.
Por otro lado, un agotamiento laboral extremo, más que una problemática aislada, suele hacer parte de otro tipo de inconvenientes emocionales en la vida de quien lo padece. Algunos expertos se refieren al burnout como una consecuencia de experimentar la ausencia de la sensación de logro en sus vidas o la pérdida de la identidad personal, lo que los lleva a embarcarse en un ritmo frenético de trabajo a manera de refugio.
Otros autores, por su parte, han asociado los rasgos de la personalidad, los aspectos de la vida familiar e, incluso, los trastornos, como la depresión, al exceso de trabajo que deriva en el agotamiento físico y emocional; y que, como si fuera poco, no son excluyentes de las ya mencionadas experiencias de pérdidas de identidad personal y de ausencia de la sensación de logro.
En respuesta a estas situaciones, es fundamental considerar diferentes enfoques. A corto plazo, se recomienda realizar una pausa consciente que permita desconectarse del entorno laboral. Esto puede implicar utilizar el período de vacaciones disponible, solicitar vacaciones no remuneradas cuando sea posible o consultar con un profesional médico para evaluar la posibilidad de una incapacidad médica.
A nivel más estructural y a largo plazo, es importante iniciar un proceso de autoconocimiento profundo para identificar las causas subyacentes del agotamiento. Esta exploración puede revelar aspectos del pasado, del entorno actual o de la personalidad que requieren atención y apoyo profesional para ser abordados de manera efectiva.
Aquí, justamente, es donde la terapia cobra relevancia para orientar ese ejercicio de introspección de la mejor manera y, en últimas, permitir que dicha problemática no se convierta en un ciclo tortuoso a lo largo de la vida de la persona. Ese, precisamente, es uno de los apoyos que los especialistas certificados del equipo de Selia –startup especializada en salud mental y bienestar- buscan contribuir, ya sea desde la psicología, la psiquiatría o el coaching.
Es fundamental comprender que el burnout no es un juego: es una realidad seria que requiere atención oportuna. Ignorar sus signos y síntomas puede llevar a consecuencias graves tanto para la salud mental como para el bienestar general. Por ello, es imperativo abordarlo con seriedad y buscar las soluciones adecuadas para obtener el apoyo necesario.
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.