Ganaderos arrepentidos: Héroes de la Amazonía colombiana
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Dos pumas recién nacidos y un puercoespín convaleciente comparten habitación en la casa de la familia Zapata, que renunció a la ganadería para dedicarse a cuidar los bosques y rescatar animales desterrados por la deforestación de la Amazonía colombiana.
En la región rural de San José de Guaviare, hace una década rompieron con la tradición ganadera de talar selva para convertirla en potrero. Vendieron sus vacas y cedieron el terreno al bosque. Hoy son aliados del gobierno local para rehabilitar fauna y bajo su tutela se recuperan unos 60 animales, desde armadillos hasta un ocelote.
En medio de los árboles se encuentra la casa familiar y cómodas jaulas separadas para distintas especies de aves y monos. También hay un cobertizo donde permanece en solitario el agresivo Ulamá, una especie de hurón grande y negro.
“Dora Sánchez, a la cabeza de la Reserva La Ñupana, explica que cuando llegaron, no había ni una lombriz y el suelo era totalmente compacto”.
Este proyecto ha sido un “experimento” en la conservación del bosque, en el que se sembraron árboles nativos en los potreros. En 2012, decidieron abandonar la ganadería y dedicarse a cuidar los bosques y la fauna. Actualmente, cuentan con 40 hectáreas de selva y reciben visitantes en su sendero ecológico, quienes tienen la opción de “adoptar” un animal y contribuir mensualmente a su cuidado.
Samantha Zapata, hija de Dora, alimenta con un biberón a dos pumas recién nacidos. Aunque se sienten felices de tenerlos cerca, también sienten tristeza por la pérdida de su madre. Estos pumas, en unos meses, mostrarán su pelaje sin manchas y demostrarán por qué son el segundo felino más grandes de América después del jaguar.
La mayoría de los animales en la reserva han sido rescatados por la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico (CDA), la autoridad ambiental local. Algunos fueron encontrados abandonados en el bosque, como es el caso de los cachorros de puma, cubiertos de hormigas y hojarasca. La caza furtiva y la colonización de la selva han llevado a la disminución de los felinos en la región.
Actualmente, los pumas recién nacidos están siendo alimentados con una fórmula que imita la leche materna. En unos meses, se les empezará a dar carne y presas vivas para que aprendan a cazar y puedan desarrollarse de manera natural. Aunque han logrado devolver a la selva a algunos animales, como el ocelote, hay otros que no pueden ser liberados debido a un largo proceso de domesticación que los ha vuelto vulnerables.
La familia Zapata se dedica diariamente a cuidar y masajear a los diminutos pumas para ayudarlos a defecar. Su mayor deseo es que los pumas no queden tristemente condenados a vivir en una jaula. El trabajo constante y dedicado de la familia Zapata es una muestra del compromiso que han adquirido para proteger y preservar la vida silvestre de la región.
Sin embargo, esta labor no está exenta de desafíos. La deforestación continúa amenazando el hábitat natural de estos animales, y la caza furtiva sigue siendo una preocupación constante. La familia Zapata y otras organizaciones locales trabajan incansablemente para concienciar a la comunidad sobre la importancia de conservar la fauna y los bosques de la Amazonía colombiana.
La historia de los ganaderos arrepentidos de la Amazonía colombiana se ha convertido en un ejemplo inspirador de cómo el cambio de enfoque y la dedicación pueden marcar la diferencia en la protección del medio ambiente. A medida que más personas toman conciencia de la importancia de preservar la biodiversidad y luchan contra la deforestación, se abren nuevas oportunidades para la rehabilitación y conservación de la vida silvestre.