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Embarazo ‘fetus in fetu’ en Barranquilla atrae la atención de la ciencia en el mundo

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Embarazo ‘fetus in fetu’ en Barranquilla atrae la atención de la ciencia en el mundo

Lo que se conoce también como ‘nacimiento de una bebé embarazada’, que ocurre en uno de cada millón de embarazo, concentra también la atención de revistas y web especializadas en medicina en el mundo.

“Es una de las complicaciones de los embarazos monocigóticos, monocoriales. Son embarazos en los cuales se forma un solo cigoto y este cigoto se divide. Cuando se divide en la primera semana da origen a los gemelos idénticos. Cuando se divide en la segunda semana genera los siameses, que son bebés que están unidos. Cuando se divide hacia la semana tercera, es decir día 17, surgen estos fenómenos como el ‘fetus in fetu’, en la cual el bebé no alcanza a separarse sino que queda unido a su gemelo pero la distribución de las masas celulares es asimétrica. Hay una masa celular más grande que conecta con la mamá con cordón umbilical y una masa celular que queda dentro del abdomen y se conecta con su circulación”, explicó Miguel Parra, médico ginecobstetra perinatólogo.

Fue en la semana 35 del embarazo cuando Mónica Vega llegó a la clínica La Merced con una ecografía que aparentemente le mostraba un quiste en el abdomen de la hija que llevaba en el vientre.

“Ella tenía tres ecografías que mostraban un quiste hepático. Estos eran los diagnósticos que traía. Nosotros la vemos por primera vez a las 35 semanas. Pero analizándolo con ecografía 3D, 4D y con la ecografía doppler color vimos que lo que realmente tenía no era un quiste sino un saco amniótico dentro del cual había un embrión, medía 45 milímetros y esto nos sorprendió muchísimo dentro de un feto”, agregó el experto.

Tras recibir la noticia, la joven madre se encomendó a Dios.

“Me quedé asombrada. No lo podía creer. Me dio tristeza. Yo decía, Dios mío, de tantos  embarazos, que yo estoy pasando por esta situación. Todavía es la hora y no lo podía creer. Me parece algo inusual en nuestras vidas”, señaló Mónica Vega, la madre.

El equipo científico de la clínica La Merced en Barranquilla esperó a la semana 37 de embarazo de Mónica Vega y se programó la cesárea a la joven.

“Decidimos hacer un control más o menos a las dos semanas para ver qué tan rápido estaba creciendo este fetito y en dos semanas vimos que había crecido un 30 por ciento en un lapsus de dos semanas y nos preocupó un poco. Adicionalmente la madre comenzó a desarrollar una preeclampsia. Por este motivo y por las complicaciones que tenía su bebé, decidimos a las 37.5 hacer una ecografía”, añadió el médico.

Después de la cesárea a Mónica, tras nacer Itzamara, en menos de 24 horas vino el otro procedimiento, una cesárea a la recién nacida.  

“Al día siguiente operamos a la bebé y le realizamos una incisión en el abdomen, o una laparatomía, o para que entienda la gente, una especie de cesárea. Se hace en el abdomen. Y a través de este orificio logramos extraer el gemelo que tenía en su abdomen. Tenía un tamaño de 45 milímetros. Unos 14 gramos”, concluyó el ginecobstetra perinatólogo.

“Yo no me enteré que a mí niña la iban a operar. El doctor me había dicho que en 20 días la iban a operar. Qué ella se amoldara al ambiente”, manifestó la madre de la bebé.

A ese gemelo, que por más de 35 semanas estuvo en el abdomen de su hermanita, ya se le habían formado sus extremidades, piernas, saco amniótico y cordón umbilical pero no el corazón.

Jorge Castro

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