“Le prestan más atención a una borrachera que a las masacres”: senador Alex Flórez
El congresista del Pacto Histórico denuncia “doble moral” y asegura que la oposición ha buscado “amplificar” su error para hacerle daño al Presidente y al “proyecto político”. “Les arrebatamos el poder”, afirma.
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El senador Alex Flórez declara estar arrepentido de los insultos que lanzó contra policías, en aquella escandalosa noche en Cartagena que quedó grabada en video y ha mantenido hablando al país desde hace ocho meses. Lo que ha ocurrido desde entonces le deja dos grandes conclusiones, en un ejercicio de comprensión retrospectiva: por un lado, que salió fortalecido como persona gracias a los aprendizajes que ha experimentado; pero, por el otro, que lo han convertido en una especie de “chivo expiatorio” político.
En entrevista con #1ComoTú, arremete contra lo que describe como “doble moral”, y el hecho de que su caso haya concentrado más atención mediática que masacres, asesinatos o hechos de corrupción que él ha denunciado. Y remata cuestionando a los medios de comunicación: asegura que su “error” ha sido explotado políticamente por contradictores del proyecto político del presidente Gustavo Petro, con el apoyo de periodistas, a quienes invita a que se “lancen a la política” de frente, y dejen de “escudarse en los micrófonos”.
A continuación, la primera parte de la conversación:
Cuéntenos, desde su punto de vista, ¿qué ocurrió esa noche?
Bueno, fue un evento en el que yo estuve en la ciudad de Cartagena, de comunicaciones. Al medio día participe en el evento; luego se dieron unas reuniones de políticos, en las que siempre hay una botella de whisky sobre la mesa, y unas cuantas cervezas también, desde muy temprano. Tres, cuatro. Reuniones que son un trago detrás del otro; uno va picando y comiendo, mezclando licores, algo que para muchos es natural, normal, pero que, bueno a veces a uno el destino, la vida, le juega una mala pasada.
En el momento creo que lo vive como una tragedia, una mala pasada pero creo que los aprendizajes y las enseñanzas de cosas como estas son importantes. Dios lo martilla a uno y cuando lo martilla, duele. Pero el aprendizaje y el crecimiento que queda de eso son muy importantes.
¿Y qué pasó después?
Terminaría la noche con las imágenes que el país conoció, totalmente pasado de tragos, hasta más no decir. Una discusión que se presentó con la Policía. En principio quiso decirse que la discusión había sido por el ingreso o no al hotel; logramos demostrar con videos y diferentes pruebas que todo el tiempo se centró en lo que pasó en el corregimiento de Chochó, porque yo fui el senador que denunció y le contó el país lo que estaba pasando con una masacre que iba a pasar de agache; con la que no iba a pasar nada; con la que estaban tratando de lavarle la cara a un coronel que asesinó tres pelados de 17, 21 y 26 años, y que fue un caso bastante sonado en el país. Al que, por cierto, no le dieron ni la mitad de la atención que me pusieron a mí por estar borracho.
Lo que preocupa en un país que mantiene en tendencia dos semanas en todos los medios de comunicación un asunto de estas características: una borrachera, un error, un escándalo, pero que no le pone la misma atención a masacres, asesinatos, a asuntos de robos, de corrupción. Si le pusiéramos el 10 por ciento de atención que me pusieron a mí y a ese caso, que le ponemos eventos al país que realmente sí son graves, que realmente sí representan la pérdida de miles millones de recursos; que no solamente son plata, sino que son centros de salud que se dejan de construir, que son colegios y universidades que no se hacen, que son la alimentación de los niños que no les termina llegando. Eso que es realmente lo importante, ojala le pusiéramos la lupa en la manera en que se la ponemos a estos asuntos personales, a los que la gente disfruta tanto despedazando en redes. Pero bueno, los que trabajamos en esto, entendemos que son los gajes del oficio, que toca tener la piel fuerte, seguir avanzando, corregir.
¿Tuvo que ver el tema de su edad, ser tan joven?
La mayoría de pelados de 30 años – yo tengo 31 años – cuando están pasando por esta edad, pues viven de rumba y de pronto se permiten cosas que la juventud de alguna forma le otorga a la gente. Quienes ocupamos posiciones de liderazgo y estamos en el sector público pues por supuesto estamos llamados a otro tipo de comportamiento, y eso es algo que me tocó aprender a los fuetazos.
De alguna manera, me tocó madurar más rápido de lo que normalmente se espera de alguien con mi edad. Pero creo que la enseñanza, el aprendizaje es tan valioso, tan grande la reconexión de lo espiritual con Dios… creo que muchas de estas cosas que pasan y que me han pasado, tienen que ver con una desconexión espiritual en la que había tenido una relación distante con Dios, y en la que hoy encuentro un estado de paz interior, que se dio producto de eso.
¿Saca algo positivo de todo esto?
Podría parecer malo en principio, pero si hoy se me diera la oportunidad de volver a Cartagena yo no cambiaría nada de lo que pasó; porque por muy doloroso que fue, también fue muy enriquecedor, fue algo muy importante para mi vida, una lección que la voy a poder hablar a mi hijo, que tiene un año y medio. Decirle: mira, esto es lo que el licor hace, esto es lo que pasa cuando abusas de estas sustancias. En las que, insisto, hay una doble moral gigantesca. Es decir, la gente les dice a sus hijos que no fume marihuana pero se emborrachan delante de ellos y, maravilloso, no pasa nada. En muchas ciudades de nuestro país enseñan a los niños desde los 12 años, o antes, a tomar.
Eventos como los que pasaron en Cartagena muestran lo delicado que son estos asuntos; pero también, una lección fundamental de resiliencia, de seguir avanzando, y de que uno puede equivocarse, errar, destrozarse.
Para mí fue como si yo fuera un florero, que se creía muy “chimbita”, y el florero se cayó y se partió en mil pedazos. Esa partida, en la reconstrucción, me dio la oportunidad de decidir qué pedazos quería poner y qué pedazos no. Hay una técnica de reconstrucción japonesa en la que cuando las piezas se parten, al reconstruirla de nuevo no tratan de ocultar las grietas que quedaron de los pedazos que se partieron, sino que los curan con hilos de oro, para que se note en donde fue que se rompió. Y esa pieza es única, se rompió a su manera, se recuperó a su manera, y eso que eran grietas y dolores, brilla con oro. Para mí fue la oportunidad de decidir qué pedazos quería poner de nuevo, qué pedazos no, y hacer brillar con oro esas cicatrices para seguir avanzando y dar ese ejemplo en el país.
Hoy puedo demostrarles más de siete meses, casi ocho meses ya, de no tomarme un solo trago, una sola gota de licor y estar trabajando de manera decidida por el país.
Entonces, si le estoy entendiendo bien, ¿no está arrepentido de lo que sucedió, porque este golpe ha sido una enseñanza tremenda para usted?
Démosle claridad: arrepentido de haberle faltado el respeto a los policías, sí. Por supuesto, porque yo no voy a sentirme orgulloso nunca de maltratar a alguien, y por eso les pedí perdón y por eso me retracté de las afirmaciones deshonrosas que les hice, porque nadie se merece eso y mucho menos de parte de un congresista. Esto hace parte de lo que el licor hace con la gente; sí uno quita el licor de la ecuación, pues no habría disputa, no habría discusión, no hubiera pasado absolutamente nada; es realmente el factor licor, por eso decidí totalmente eliminarlo de mi vida.
Si pudiera volver en el tiempo, no diría: Ah, ya no voy a ir a la reunión sino que me voy a ir al hotel desde temprano, o ni siquiera voy a ir a Cartagena sino que me voy a quedar en Medellín o en Bogotá y así voy a evitar que todo esto pase. Si yo quito el hecho quito las consecuencias, y si quito las consecuencias quito la conciencia que me generó el que eso pasara; quito el aprendizaje, quito el dolor también, pero es que el dolor fue lo que me generó el aprendizaje. Entonces, yo no cambiaría lo que pasó porque fue un aprendizaje. Sin esto doloroso yo no sería la persona que soy ahora, sin esto doloroso no me convertiría en lo que me voy a convertir. Uno a veces no puede ver, porque la vida tiene un factor de azar, las cosas que le van a pasar para convertirse en quien quiere ser; pero esas cosas que te pasan, especialmente las dolorosas, son absolutamente necesarias y Dios las pone en tu vida para que te conviertas en lo que él quiere que seas. Así que yo recibo esa experiencia con la gratitud y la aceptación de que era importante para mi vida.
¿Hay una doble moral que usted ve en el hecho de que salieron a cuestionarlo con todo a usted, pero pasó desapercibido el tema de la masacre que denunciaba?
Yo creo que es evidente, ¿no? En general todos caemos, y me incluyo ahí, en el error o el hábito de exigirles a nuestros gobernantes un comportamiento superior, mejor, a lo que nosotros mismos estamos dispuestos a otorgar. Es decir, queremos que nuestros lideres se comporten mejor de lo que nosotros lo hacemos. Y creo que también hay un grado de responsabilidad en nosotros los lideres en entender que estamos llamados a ser ejemplo, y por lo tanto nuestro comportamiento debe ajustarse a unos patrones que de alguna manera son una moral superior. Nosotros nos tenemos que comportar mejor que otras personas, porque nosotros somos el ejemplo de esa gente que nos está observando.
Sin embargo, es inevitable darse cuenta que hay una súper doble moral, de personas que incluso van todos los domingos a la iglesia a predicar y a mostrar cuánto diezmo dan, y se les olvida como el mismo Jesús en la Biblia se dirige a los fariseos como hipócritas; personas que llegan a las iglesias a predicar que son unos santos, pero que no han salido de allí e incluso en el mismo acto de la iglesia se reúnen a hablar mal del vecino. Se preocupan por no comer carne el viernes santo pero destrozan a las personas en las salas de sus casas, como si de alguna manera tuviésemos el mazo del juez para señalar a otros y ver la paja en el ojo del otro, cuando tenemos una viga en el ojo. Yo también he caído en ese error muchas veces de señalar a otros, de criticarlos, de dilapidarlos, y creo que también una de las enseñanzas de esto es la importancia de no ser doble, de entender que las otras personas erran, se equivocan y que cada quien está en un camino y en un proceso.
Esta doble moral tiene que ver en grandes proporciones con un país que le pone atención a asuntos de la vida personal de sus dirigentes, de los famosos y de los deportistas, pero que frente a otros asuntos que son realmente preocupantes, que realmente deberían acaparar las cámaras y la atención, pasan a un segundo plano. Todos nos dedicamos a criticar, a señalar, cuando tenemos muchas cosas que resolver en nuestras vidas personales y dejamos de lado lo que es importante. Eso le va haciendo daño a la sociedad, especialmente en unas redes sociales tan llenas de odio. Yo me pregunto, ¿Qué está pasando por la cabeza de alguien que dedica el día a sentarse en un computador a insultar a otras personas? Que vida tan miserable. Sí llamo la atención sobre la necesidad de revisarnos como sociedad, y que las personas realmente evalúen qué es lo que está pasando dentro de una sociedad que destila tanto odio, cuando en su interior uno sabe que también tiene cosas por corregir, errores que ha cometido, y que la diferencia fue que no los grabaron.
Muy importante lo que menciona: ‘La diferencia fue que no los grabaron’. ¿Cree que hubo oportunismo político en su caso?
Por supuesto. A nivel personal, yo tengo un proceso político en el que he sido incomodo, he dicho cosas bastante incomodas, y en video se han viralizado de manera fuerte en distintos sectores del país. Me he pronunciado en contra de sectores de la derecha, en contra de procesos políticos como el del Centro Democrático. Vengo antes de ser senador, de ser concejal de Medellín, en una ciudad que tiene una situación política bastante compleja, donde un sector político independiente por primera vez en la historia ganó, en cabeza de Daniel Quintero como alcalde de Medellín, y de otros dos concejales. Uno de ellos fui yo, con el movimiento independiente que fundamos en 2019.
¿De qué “cosas incómodas” habla?
Señalamos eventos de corrupción tan graves como el de Hidroituango, que es el escandalo de corrupción más grande de la historia del departamento de Antioquia. Hemos hecho denuncias que han tenido un calado importante. Yo fui una de las personas que denunció que Federico Gutiérrez, siendo alcalde de Medellín, ocultó el documento que demostraba la responsabilidad de los contratistas en el proceso de Hidroituango, recordando que lo que quería esa administración y lo que querían empresarios que estaban vinculados en el negocio era que la gente terminara pagando los daños que ellos habían causado con sus malas decisiones y con la corrupción. Fui yo, además, quien denunció a un teniente coronel que cometió unos falsos positivos, que asesinó a sangre fría a jóvenes. Esto levanta escama, eso también me ha invitado hoy a mí a una reflexión, es decir, a lo mejor también fui promotor de esos odios a la hora de hacer política de la manera en la que lo hacía. Entonces esto fue aprovechado, vieron el momento de oro, tanto los contradictores personales, como los sectores de oposición al Gobierno Nacional, que dijeron: aquí le hacemos daño al Presidente, aquí le hacemos daño a la bancada del Pacto Histórico.
Eso con ayuda de algunos medios y periodistas, que de periodismo parecen saber poco, porque cuando uno utiliza adjetivos y opina participando de la discusión, ya no para mostrar los hechos sino tomando partido, ya eso no es periodismo; eso es política. Yo invitaría a esos periodistas a que se lancen a la política y la hagan de frente, no como escudándose en el micrófono, diciendo que es que estoy haciendo periodismo. Muchos utilizaron los micrófonos y las cámaras que tienen para emitir juicios de valor. Yo me pregunto si estas personas tienen vidas perfectas y nunca se han equivocado.
¿Para qué cree que aprovecharon su caso?
Para echarle leña al fuego. Esta es la estrategia que está utilizando la oposición en Colombia. Hoy el Centro Democrático y los sectores políticos de oposición tratan de engrandecer cada pequeño error que ocurre en el Gobierno, para tratar de generar la apariencia de caos. Quieren hacerle creer a la ciudadanía que todo está yendo mal, que todo es un error, que todo es un caos. Porque les arrebatamos el poder, porque ganamos las elecciones, porque somos nosotros ahora quienes tomamos las decisiones y las estamos tomando para ayudarle a la gente, para el beneficio de la gente y eso no les gusta, porque ellos estaban acostumbrados a tomar decisiones para favorecerse a ellos. Por eso se oponen a reformas, como la reforma a la salud, que lo que pretenden es quitarle el manejo de los recursos a las EPS. ¿Por qué? Porque lo hicieron mal, porque se robaron mucha plata, porque la gente se muere en las puertas de los hospitales, porque la gente se muere esperando que le entreguen una cita, porque el sistema funciona mal y lo sabemos todos los colombianos. ¿Qué queremos hacer? Quitarles el dinero a las EPS y que el dinero vaya directamente desde un fondo nacional a los hospitales y a las clínicas. Por supuesto ellos se oponen a esto. ¿Por qué? Porque les dañamos el negocio. Entonces no solamente se oponen a la reforma, sino que todo lo que ocurre alrededor tratan de amplificarlo con el objetivo de hacerle el mayor daño posible. No solo pretenden hacerme el daño a mí; a lo mejor, yo no les importo tanto, quieren hacerle daño al Presidente. Quieren hacerle daño al proyecto político, quieren hacerle daño a una apuesta que está pensada para la gente y no para ellos. A ellos no les gusta que eso que creían que les pertenecía, que eran los recursos públicos, ya no son de ellos sino que se los estamos devolviendo a la gente.
*Espere la segunda parte de esta entrevista.