Tres | Surgen preguntas y dudas sobre la orden de suspensión de un cónsul honorario
- Uno | Frenados, y en seco, varios nombramientos en entidades del sector agropecuario
- Dos | Trump y Kamala imponen récords en la historia de carrera electoral de EE. UU
¿La suspensión de funciones de un veterano cónsul honorario de Colombia en Florencia (Italia) fue una actitud debida o una represalia?
Esa pregunta se la hacen hoy los observadores. Los cónsules honorarios son personas de reconocida probidad en sus comunidades, profesiones o empresas en una determinada ciudad o región en la que representan a un país extranjero.
El empresario italiano Gianni Lusena ejerció las funciones de cónsul honorario de Colombia en Florencia (Italia) durante 20 años; en enero pasado, el Ministerio de Relaciones Exteriores produjo un decreto que cesaba de sus funciones al señor Lusena.
Dijo la Cancillería que tomaba la decisión «ante las múltiples quejas presentadas por los connacionales, de las cuales la Procuraduría conoce y adelanta las investigaciones correspondientes».
Pero hay otra parte de la historia: el cónsul Lusena fue un apoyo muy importante para el presidente electo, Gustavo Petro, cuando en el año 2021 sufrió la COVID-19, estando de vacaciones en Florencia junto con su esposa y una de sus hijas. El cónsul se dedicó a atender a Petro y a su familia, y por eso entre ellos surgió una gran amistad.
El presidente electo, además, está actualmente de descanso en Florencia, ciudad donde el suspendido cónsul tiene gran influencia.
¿Por qué el Gobierno suspende al cónsul honorario cuando la Procuraduría aún no ha fallado sobre su culpabilidad en algunas de las denuncias que elevaron contra él varios colombianos?