Future thinking: diseñando el futuro
- Kleenex celebra sus 100 años promoviendo la salud mental y el bienestar emocional
- Cinco hábitos saludables que las empresas deben fomentar en sus colaboradores
Todos hemos fantaseado con la idea de poder predecir el futuro. Nada nos haría más poderosos que tener en nuestras manos la posibilidad de prepararnos para los acontecimientos que aún no han sucedido y, con cierto nivel de precisión, responder a ellos de la manera correcta.
Cuando estaba en el pregrado, vi una materia que tuvo gran impacto en mí, no solo porque quien la dictaba era un profesor muy joven que luchaba contra el cáncer, sino también porque en la entrega final todos recibimos un estudio de posibles futuros hechos por nuestros compañeros. El mío, tengo que decir que aún lo recuerdo, y algunas variables fueron particularmente precisas. Si tuviera que regresar en el tiempo y calificar el trabajo hecho por ellos, obtendrían una muy buena nota.
Esa materia se llamaba prospectiva, que significa “mirar hacia adelante”; para los que no han escuchado hablar de ella, es un conjunto de análisis que permiten explorar el futuro basándose en posibles escenarios que se desprenden de una realidad; se utiliza para identificar y anticiparse a posibles cambios en la economía, la tecnología, la sociedad, etc. Gaston Berger (1967), considerado como el padre del concepto prospectiva, la define como “la ciencia que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en él”, es decir, “los eventos futuros serán el resultado de decisiones del presente”.
Entonces, ¿qué hace tan interesante a la prospectiva? De lo que yo recuerdo en mi experiencia es la influencia que tienen los factores del presente en la construcción de ese posible futuro. Para hacerme entender mejor, voy a describir cómo fue el punto de partida del análisis que hicimos en clase con el fin de diseñar los posibles escenarios de vida de nosotros mismos y de nuestros compañeros.
Empezamos por hacer un listado de las personas que nos rodeaban de manera cercana: amigos, padres, hermanos, primos, colegas. Luego, cada uno de ellos era priorizado de acuerdo con su nivel de influencia sobre nosotros; posterior a ello, hacíamos un listado de actividades a las que nos dedicábamos aparte de estudiar, como: trabajar, hacer algún deporte, tener un hobbie… y así fuimos explorando y priorizando cada variable. Al final, dependiendo del resultado de la priorización se hacían unas posibles combinaciones y se plantean diferentes escenarios.
Mi gran aprendizaje del ejercicio, que duró un semestre completo, fue que si quieres un gran futuro debes asegurarte de que estás teniendo en tu presente todo lo que necesitas para que eso que sueñas sea posible. Es un ejercicio basado en hechos; es algo serio, que usan las empresas y los estados para la toma de decisiones. En otras palabras, estamos hablando de las consecuencias que tiene el no estar atento a lo que sucede en el presente, en dejar pasar el tiempo sin tomar acción sobre las variables que componen nuestra vida y que irremediablemente impactarán de frente la visión que tengas de tu destino.
Pero allí no acaba todo, resulta que la prospectiva tiene un primo moderno que se está tomando la conversación. Es una nueva y renovada forma de conversar sobre el futuro; es una metodología que recoge y busca agrupar diferentes corrientes de pensamiento, como pensamiento estratégico, la neurociencia, el arte, la inteligencia colectiva, el forecasting, la planificación, la ciencia ficción, entre otras; su objetivo es evolucionar a un pensamiento estratégico, partiendo del aprendizaje continuo y permitiendo a las organizaciones, las personas y el mundo la construcción de mejores escenarios futuros a través de diferentes metodologías, técnicas y herramientas.
Esto es lo que llamamos “Future Thinking”, una figura clave fue Alvin Toffler, que en 1970 publicó el bestseller ‘El shock del futuro’, analizando cómo la vertiginosa velocidad del cambio impactaba a todos los ámbitos de la sociedad. Él acuñó el término “Futurista”, seguido por otros colegas que han venido sofisticando la metodología hasta convertirla en una de los más apreciados y modernos conceptos para hacer estrategia en las empresas. En este punto y para ir cerrando, la pregunta obligada es, ¿Cómo podemos llevar esta metodología a nuestras vidas?
A continuación, te dejo unos pasos sencillos que te ayudarán a hacer tu primer análisis prospectivo o de “future thinking” para tu vida.
- Busca varias hojas o abre tu dispositivo favorito.
- Plantea un reto personal, profesional o familiar en el que quieras enfocarte y el cuál, una vez resuelto, pueda cambiar de forma importante tu futuro. Por ejemplo, “Quiero dar un giro a mi perfil profesional”
- Ve a tu buscador de preferencia y busca tendencias alrededor de tu reto. Ejemplo: Tendencias para el mundo laboral, cuáles son las profesiones o especialidades más demandadas, qué profesiones están muriendo (crea tu mapa de tendencias). Esto se llama escanear el entorno.
- Haz una lista de preguntas provocativas y profundas alrededor del tema: Ejemplo: ¿Cuáles son las profesiones que te permiten trabajar hasta avanzada edad? Si estudié negocios, ¿con qué lo puedo combinar para mejorar mis posibilidades?
- Haz una lista de las personas que te rodean y escribe sus profesiones y la posible influencia que tengan en ti si decides cambiar.
- Con toda la información recolectada, imagina cinco posibles decisiones que tomarías para el futuro y trata de armar una historia basada en los datos que tienes y contigo de protagonista.
- Prioriza esas decisiones de acuerdo con el tiempo en el que se pueden dar: corto, mediano y largo plazo.
- Acá está el truco: define cuál de esos escenarios es el más probable (normalmente es el que se desprende naturalmente de lo que tienes y eres hoy), el más deseable y el ideal.
- Decide por cual te vas.
- Bonus: Antes de ponerte en marcha, recuerda que llegar allá es orgánico y no tiene que ocurrir de la noche a la mañana; lo importante es que vayas cambiado del presente aquello que necesitas hacer diferente, para llegar a esos posibles futuros.
Y para concluir, tomaré una reflexión de la página “futurosdeseables.es”. Recuerda: “Future Thinking no es simplemente imaginar nuevas posibilidades; es la práctica de descubrir lo que es posible para avanzar hacia un futuro más deseable. Y el punto crítico para convertirlo en realidad es pasar a la acción”.
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.