De reflexiones y nuevos comienzos
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No sé si a ustedes les pasa, pero yo todos los años por esta época hago cierre contable de propósitos, proyectos, deseos, objetivos, iniciativas o como queramos llamar a ese listado que consciente o inconscientemente hacemos para cerrar el año que termina y dar inicio al nuevo.
Cosas como ir al gimnasio, tomar clases de inglés, terminar o empezar una relación, hacer dieta, ahorrar, visitar a los amigos, hacer un nuevo curso o estudio etc. Pero, ¿por qué hacemos esto?
Pues bien, me puse a investigar un poco y resulta que se nos da muy bien hacer planes, ponernos metas y objetivos y por esta razón nos llenamos de iniciativas al inicio del año, tratando de abarcar todo cuanto sea posible, prometiéndonos desde un nuevo cuerpo hasta un nuevo lugar donde vivir; pero luego, vamos a revisar y de todo a lo que nos comprometimos, si cumplimos el 20% fue mucho. Esto ocurre porque se nos dificulta tremendamente evaluar y cerrar los ciclos; en innovación diríamos que nos gusta la ideación pero no se nos da tan fácil la retrospectiva.
En momentos/épocas de reflexión, con frecuencia nos vemos en el dilema de continuar o parar con algo que estamos haciendo, una situación que estamos viviendo, un trabajo que ya no nos llena, una relación que no se concreta, un negocio que no progresa, un cambio de país, etc.
Vemos pasar los meses y hasta los años y seguimos pegados en un punto que parece estático. Permíteme decirte que no es que te falten ganas o propósito, lo que sucede es que nuestro cerebro está diseñado para buscar activamente nuestro bienestar y cuando decidimos hacer un cambio, lo que en sí no necesariamente es una amenaza y por el contrario lo más probable es que sea una oportunidad, nuestro sentido de supervivencia lo reconoce como un reto, un desafío y por lo tanto su primera reacción es cuidar la “tranquilidad” o el estado conocido, lo que llamaríamos la zona de confort, aunque esta resulte no ser tan confortable.
Pero, entonces, ¿Cómo podemos hacer para superar este miedo y dar un paso adelante dejando atrás y de manera definitiva lo que no aporta? En este punto lo más importante es hacernos conscientes de dónde estamos y a dónde queremos llegar, pero para ello debemos aplicar un poco de método.
Te comparto tres poderosos pasos para cerrar ciclos y abrir nuevos comienzos.
1. Expulsar al “mejor mal conocido que bueno por conocer”
Todo aquello que te invita a quedarte en el lugar donde estás (solo si ya tienes detectado que no debes estar allí) debe ser erradicado de tu pensamiento de forma consciente. NO es cierto que es mejor mal conocido; imagínate quedarte en un lugar donde no tienes paz, desarrollo, que no te hace vibrar, solo porque ya lo conoces y te genera incertidumbre ir a buscar algo mejor. Suena terrible y hasta inconcebible pero todos lo hemos vivido y es lo más injusto que podemos hacer con nosotros mismos porque nos estaríamos privando de la posibilidad de explorar nuevas experiencias (no estoy diciendo que sean mejores) y puede que incluso no salga como lo esperamos pero lo que sí es seguro es que aprenderemos mucho, creceremos como personas, ampliaremos nuestros conocimientos y redes de contactos. Así que haz un listado de tus tres principales “malos conocidos” y ponles fecha de caducidad.
2. Equilibra tu vida
Sabemos que no es fácil lograr ese equilibrio que tanto buscamos en nuestras vidas, pero una muy buena forma de empezar es tomar distancia de aquellas cosas, personas, lugares o situaciones que te hacen sentir incomodidad, que te llevan a pensar que estás viviendo algo que no debes vivir, o que estás en el lugar equivocado. Pero, ¿Cómo sabemos que no es allí donde deberíamos estar? Estando atentos a aquellas emociones que nos quitan bienestar; sentimos tristeza, ansiedad, perdemos el sueño y no podemos dejar de pensar. La siguiente pregunta es entonces, ¿Cómo hacemos para salir de allí? Vamos a usar un ejercicio que utilizo mucho y me ha funcionado muy bien, este se llama “Buscar el remplazo” y funciona así: describe brevemente qué es lo que no quieres y reemplázalo por lo que sí quieres, debes o necesitas:
- No quiero estar en este trabajo, donde quiero trabajar es en …
- No quiero/puedo estar con esta persona, con quien quiero/puedo estar es…
- No quiero/puedo vivir en este lugar, donde si quiero/puedo vivir es…
- No quiero tener estos kilos, los que sí quiero tener son…
Después de identificar lo que NO y lo que SÍ, vamos a definir tres grandes pasos que deberían llevarnos a reemplazar una cosa por otra. Al ir dando estos pasos nos vamos dando cuenta que inevitablemente empezamos a alejarnos de donde no queremos/podemos/debemos estar.
3. Un nuevo comienzo
Cuando se trata de cerrar ciclos en realidad de lo que estamos hablando es de nuevos comienzos, por lo que llega la hora de avanzar y dar los primeros pasos a un nuevo comienzo y poner en marcha esas acciones con las que nos comprometimos en el punto 2. En este punto deberíamos prestar mucha atención a lo que hacemos para no caer en historias pasadas, para tomar lo vivido como aprendizaje y, de esta manera, evitar repetir errores potenciando las cosas buenas que hayamos adquirido. Como todo lo nuevo, al principio parecerá inestable, pero poco a poco se volverá familiar, aprenderemos a navegar esas nuevas aguas y nos iremos haciendo expertos en otras experiencias; lo importante es estar seguros del camino que hemos emprendido, estar abiertos a diferentes aprendizajes (no todo será color de rosa, perfecto o como lo soñamos), ser flexibles para cambiar o mejorar aquello que no vaya como lo esperábamos, pero sobre todo, ser constantes.
Y tú, ¿Ya tienes listo tu balance del año?
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.