Mujer que mató a su empleada doméstica con puñetazos pagará 17 años en prisión
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Un tribunal de Singapur impuso este lunes tres años más de cárcel, elevando el total a 17, a una mujer que abusó junto a su hija de su empleada doméstica hasta provocarle la muerte, y que quiso eliminar los vídeos que documentaban el maltrato.
La mujer, P.Naraynasamy, de 64 años, pidió a su cuñado, un policía, que se deshiciera de los vídeos de las cámaras que habían instalado en su casa para vigilar a la empleada y que habían grabado los abusos que ella y la hija infligieron sobre Piang Ngaih Don, birmana de 24 años, quien falleció por daño cerebral en julio de 2016.
Según el diario The Straits Times, entre junio y julio de 2016, las cámaras instaladas en el apartamento de tres habitaciones de la mujer en Singapur registraron cómo P. Naraynasamy pateó y propinó puñetazos a la víctima, arrastrándola del pelo por el suelo y sacudiendo su cabeza con violencia.
Las imágenes también grabaron cómo la hija de P.Naraynasamy, Gaiyathiri, derramaba agua fría sobre la empleada, la abofetaba, empujaba y pateaba, además de golpearla con objetos, quemarla con la plancha encendida y tratar de asfixiarla.
La admisión de la mujer de su intención de deshacerse de los vídeos sumaron hoy 3 años más a la sentencia de 14 años impuesta en enero por un tribunal isleño tras declararse cupable de 47 cargos de agresión voluntaria a Piang Ngaih Don.
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Mientras, su hija, Gaiyathiri, exmujer de un policía de 41 años, fue condenada entonces a 30 años de prisión, el mayor castigo por abusos a una empleada doméstica hasta ahora en Singapur.
Piang, quien tenía un hijo de tres años en Birmania, trabajaba fuera de su país natal por primera vez, y tenía prohibido disponer de teléfono móvil ni días libres.
Además del abuso físico, se le impedía comer y descansar adecuadamente, y la obligaban a ducharse e ir al baño con la puerta abierta.
La joven falleció por daños cerebrales con heridas severas en el cuello y cabeza el 26 de julio de 2016, tras 14 meses de abusos ininterrumpidos, en uno de los peores casos que se conocen en Singapur.
Cuando falleció había perdido 15 kilogramos en ese periodo, y pesaba solo 24 kilogramos.
La fiscalía isleña lo ha definido como uno de los casos de abusos “más horribles” conocidos en la ciudad-Estado asiática.
Singapur ha empezado hace años a imponer ciertas normas para proteger a las empleadas domésticas, normalmente inmigrantes de Filipinas, Birmania e Indonesia, si bien las medidas son aún laxas y las trabajadoras, que en su mayoría deben vivir con sus empleadores por motivos administrativos, están a merced de la voluntad de la familia que las emplee.