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Editorial

¡Por la libertad de prensa! Rompamos las cadenas de exclusividad

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En medio de las discusiones sobre el Plan Nacional de Desarrollo en Colombia, se le propinó un golpe a la libertad de prensa que no puede pasar de agache. Las cláusulas de exclusividad en la contratación de pauta en televisión nacional siguen vigentes, negando la oportunidad de democratizar el acceso a la publicidad y restringiendo la competencia en el sector de la información, el cual es un derecho para los colombianos.

Un artículo que buscaba prohibir estas cláusulas y promover la libre competencia fue eliminado del Plan de Desarrollo en un proceso cuestionado en el Congreso. ¿Qué mensaje estamos enviando al país cuando los intereses privados prevalecen sobre la diversidad de voces y la calidad informativa?

Más de 5.000 medios regionales, independientes y comunitarios se pueden ver afectados por estas cláusulas restrictivas, que benefician a los grandes jugadores del mercado y limitan el acceso a la publicidad para aquellos que buscan transmitir mensajes relevantes y valiosos para la sociedad, con libertad, a todos los lugares del país, por más recónditos o apartados que parezcan. Estamos asfixiando a los medios que luchan por sobrevivir y hacer oír su voz en un escenario dominado por unos pocos.

Dejar vivas las cláusulas de exclusividad en la contratación de pauta en televisión es una bofetada a la libertad de prensa y un obstáculo para el pluralismo informativo. Las voces regionales, los medios emergentes y los proyectos comunitarios merecen una oportunidad justa de competir en igualdad de condiciones.

No podemos permitir que los intereses particulares y las prácticas monopolísticas sigan socavando nuestra democracia, al limitar el acceso a una información veraz y diversa.

Esta batalla va más allá de los debates políticos y partidistas. Se trata de asegurar que la voz de todos los colombianos sea escuchada. Es hora de quebrar las cadenas de exclusividad y abrir las puertas a la verdadera competencia y la pluralidad de voces. Que unos pocos canales dominen el panorama mediático y dicten qué noticias llegan a nuestros hogares, blindando su posición con medidas anticompetitivas, es un precedente perverso para la libertad de empresa en el país.

Es urgente que no solo los legisladores reflexionen sobre el impacto de su decisión, sino que en el país en general se promueva una discusión más abierta sobre las empresas que desde una posición de dominio bloquean las posibilidades de sus competidores, mediante artimañas en sus contratos.

La libertad de prensa no puede ser sacrificada en el altar de los intereses económicos y políticos. Necesitamos una prensa libre, diversa y comprometida con la verdad, que informe de manera imparcial y promueva el debate público. Y para esto, es imperativo garantizar que las empresas informativas tengan un acceso sin restricciones a los recursos de pauta publicitaria.

No podemos dejar que las prácticas restrictivas y las cláusulas de exclusividad sigan sofocando a los medios regionales, independientes y comunitarios, las principales víctimas en este panorama. Estos medios son la voz de nuestras comunidades y representan la riqueza y la diversidad de nuestra nación. Se necesita un cambio real, una apertura en la contratación de pauta que permita una mayor democratización de los espacios televisivos.

La eliminación del artículo 371 nos recuerda la importancia de una prensa independiente y valiente, dispuesta a enfrentar los intereses poderosos y a luchar por la verdad. La libertad de prensa y de empresa, la capacidad de los medios de producir información de calidad, viene siendo coartada por las cláusulas de exclusividad desde hace años.

Ya va siendo hora de romper esas cadenas y construir un panorama mediático más justo, inclusivo y libre. Ya estuvo bueno. No puede ser que en medio de la ola de cambios que atraviesa nuestro país, los intereses privados sigan prevaleciendo sobre el derecho de los colombianos a una información plural y diversa. Porque históricamente ha sido así.

Se necesita un esfuerzo mancomunado, desde distintos sectores, para lograr liberar a nuestros medios de comunicación y abrir el camino hacia una sociedad más informada, crítica y participativa.

Es el camino para un mejor país. La televisión abierta es un servicio público, que llega a todos por igual. El acceso libre a la pauta permite la posibilidad de producir contenidos con mejor calidad. Si se restringen las fuentes de ingresos de las empresas informativas, se está golpeando el derecho de los colombianos a informarse mejor, y poder decidir qué ver.

¡Por la libertad de prensa, rompamos las cadenas de exclusividad en la televisión nacional!

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