¿Colombia, lista para los Combustibles Sostenibles de Aviación – SAF?
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En tiempo de crisis climática, Francia ha tomado una decisión vanguardista al prohibir los vuelos nacionales de corta distancia. Esta medida busca descarbonizar el transporte, responsable del 30 % de las emisiones de CO₂ en ese país. La industria aeronáutica, a través de la IATA, se fijó la meta de lograr la neutralidad de carbono para el 2050, y esta meta requerirá una combinación de eliminación máxima de emisiones en la fuente, compensaciones y tecnologías de captura de carbono.
Expertos en combustibles de aviación (SAF) en la IV Conferencia Internacional de Biocombustibles, realizada el mes pasado en la ciudad de Cali, mostraron que los SAF pueden reducir hasta un 80 % las emisiones de CO₂ utilizando diversas fuentes, como residuos verdes y cultivos no alimentarios. Algunos pueden ser producidos sintéticamente mediante la captura de carbono. En varios países, aerolíneas como LATAM, tienen planes de alcanzar un 5 % de uso de SAF en sus operaciones al 2030, priorizando la producción en Suramérica y estimando el uso de 80 millones de galones de SAF al 2030.
¿Y Colombia?, ¿Estamos preparados para producir y usar combustibles sostenibles de aviación y biocombustibles marinos? Si queremos liderar la transición energética, y cumplir con nuestros compromisos internacionales de reducción de emisiones, debemos establecer mecanismos que nos permitan acceder a precios competitivos y crear incentivos para la producción de estos combustibles. Brasil, por ejemplo, puede producir el 34 % de los SAF a nivel mundial hasta el 2030, y Colombia tiene un gran potencial para desarrollar esta industria, aprovechando biomasa residual, y promoviendo el desarrollo basado en el conocimiento, la colaboración entre empresas, universidades, agricultores, y la sociedad en general.
En la IV Conferencia Internacional de Biocombustibles, se evidenció el objetivo de Estados Unidos de liderar el 42 % de la producción mundial de combustibles Sostenibles de Aviación – SAF, para el año 2028. Sin embargo, en Colombia no contamos con un panorama claro sobre la producción y uso de estos combustibles. Es crucial que construyamos una política sólida para abordar esta necesidad global y posicionarnos en la vanguardia de esta industrial.
El programa global CORSIA (Carbon Offsetting and Reduction Scheme for International Aviation), adoptado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) de las Naciones Unidas, establece que en el 2027 iniciará la fase obligatoria del esquema de compensación y reducción de emisiones de carbono para la aviación internacional. Para ese momento, Colombia debe contar con una oferta de SAF que viabilice las operaciones de las aerolíneas y evite riesgos de interrupción.
Enfrentamos retos a corto y largo plazo, como la construcción de una ruta para cumplir con los acuerdos internacionales, la producción de SAF con reglas claras y un programa de incentivos que incluya la sostenibilidad en todas sus dimensiones. Es fundamental que, como país biodiverso, consideremos criterios de cero tolerancia con la deforestación y protejamos la seguridad y la soberanía alimentaria en los desarrollos de biocombustibles, combustibles sostenibles de aviación, biocombustibles marinos.
Es relevante mencionar el acuerdo alcanzado con la cadena agroindustrial de la palma, donde se deben pensar en mecanismos de compensación para las zonas que fueron deforestadas en su momento por esta industria. Actualmente, no se cuenta con un instrumento que registre las acciones de mitigación y compensación de estos monocultivos. En este sentido, la modificación de la Ley 99, debería incluir un proceso de licenciamiento ambiental que aborde los impactos ambientales y las acciones de minimización y compensación.
En el contexto del pago del déficit del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (Fepc), es importante considerar el papel de los biocombustibles en la solución de esta problemática. En el 2022, Colombia importó cerca del 37 % de su gasolina y 22 % del diésel, estas importaciones pudieron costar en un solo un año más de 30 billones de pesos. Para reducir esta dependencia de los combustibles fósiles, debemos aumentar las mezclas de biocombustibles y fomentar su uso. El programa Renovabio en Brasil es un ejemplo exitoso donde los ciudadanos tienen la libertad de elegir el combustible según su preferencia y precio, promoviendo la adopción de alternativas sostenibles y decisiones conscientes por el medio ambiente.
Renovabio no solo busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover el crecimiento sostenible de la industria de biocombustibles, sino que también establece metas de descarbonización y emisión de créditos de descarbonización (CBIOs). Estos créditos representan la reducción de emisiones lograda por la producción y el uso de biocombustibles en comparación con los combustibles fósiles. Los CBIOs generados por los productores de biocombustibles se adquieren para cumplir con las metas de descarbonización establecidas por el gobierno. Este sistema crea un mercado que incentiva prácticas más sostenibles en la industria de biocombustibles y promueve la inversión en tecnologías limpias y renovables, contribuyendo a combatir el cambio climático y a promover un futuro más verde.
Aunque tenemos un largo camino por recorrer, todavía estamos a tiempo, de tomar medidas decisivas. No dejemos que la ola nos arrastre, naveguemos con ella. Es fundamental que como país nos comprometamos a construir una industria de combustibles sostenibles de aviación y que la misma cumpla con criterios ambientales, sociales y económicos. Para ello, debemos establecer reglas claras, incentivos adecuados y promover la investigación y desarrollo de tecnologías avanzadas de biocombustibles.
La producción y uso de SAF en Colombia no solo nos permitirá reducir las emisiones de carbono, sino que también abrirá oportunidades para el desarrollo económico y la creación de empleo en sectores clave como la agricultura y la industria. Además, nos posicionará como líderes regionales en la transición hacia una economía baja en carbono y nos brindará mayor seguridad energética y ambiental.
Es momento de actuar con determinación y colaboración entre el sector público, privado y la sociedad en general. Los biocombustibles y los combustibles sostenibles de aviación son una solución real y tangible para los desafíos ambientales y energéticos que enfrentamos. Aprovechemos esta oportunidad para construir un futuro más sostenible y resiliente, donde la aviación y otros sectores se muevan hacia una economía más limpia y responsable.
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