¿Por qué la gente dice que el agua tiene diferentes sabores según su marca?

¿Has leído o escuchado, alguna vez, que “quienes toman mucha agua saben que todas saben distintas”? Pues, la percepción de que el agua tiene sabor según las marcas se debe a varios factores, a pesar de que químicamente el agua pura no tiene sabor, ni olor.

• Minerales disueltos: cada marca de agua embotellada suele tener un contenido mineral distinto, como calcio, magnesio, sodio o potasio; estos minerales influyen en el sabor del agua. Por ejemplo, un agua con alto contenido de minerales puede saber más “pesada” o salada, mientras que una con menos minerales se siente más ligera.
• Origen del agua: el lugar de extracción (manantial, glaciar, subterráneo, etc.) también afecta su sabor. Las aguas de manantial suelen tener un perfil mineral específico, mientras que las aguas purificadas pueden saber más neutras porque se eliminan la mayoría de los minerales.
• Proceso de tratamiento: algunas marcas purifican el agua mediante ósmosis inversa, destilación u otros métodos, lo que afecta su sabor. Algunas incluso añaden minerales después del proceso para ajustar su perfil.
• Envase y almacenamiento: el material del envase (plástico, vidrio, etc.) y las condiciones de almacenamiento pueden influir. El plástico, especialmente si se expone al calor, puede transferir ligeros sabores al agua.
• Preferencias personales y percepción: el sabor también está influenciado por las expectativas y las experiencias previas de las personas. Si una marca se promociona como premium, es más probable que los consumidores perciban un sabor “mejor”, incluso si no hay una diferencia significativa.

En resumen, aunque el agua pura no debería tener sabor, las variaciones en su contenido mineral, origen y tratamiento hacen que cada marca tenga un perfil único que las personas perciben como diferencias de sabor.

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Condiciones para vender agua embotellada en Colombia

En Colombia, las condiciones para vender agua embotellada están reguladas principalmente por las normativas sanitarias, ambientales y comerciales. A continuación, mencionaremos los requisitos principales.

Normas sanitarias

• Resolución 2115 de 2007: regula los requisitos de calidad del agua para consumo humano, incluyendo el agua embotellada. Entre los aspectos clave están la potabilidad del agua, que debe cumplir con los estándares microbiológicos, físicos y químicos, el monitoreo periódico para asegurar que el agua esté libre de contaminantes como metales pesados, bacterias y sustancias químicas peligrosas.
• Buenas Prácticas de Manufactura (BPM): las plantas embotelladoras deben seguir las BPM, garantizando que las instalaciones, equipos y procesos eviten la contaminación del producto y, su personal debe estar capacitado en manejo higiénico de alimentos y usar equipo de protección adecuados.

Según el Invima, el agua embotellada es considerada un alimento procesado y, por lo tanto, debe contar con un registro sanitario. Esto incluye pruebas de laboratorio que certifiquen la calidad del agua, documentación técnica del proceso de embotellado y etiquetas que cumplan con los requisitos de información al consumidor.

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Requisitos ambientales

• Gestión de residuos plásticos: según la normativa ambiental (Ley 1672 de 2013 y otras), las empresas deben implementar estrategias para la disposición adecuada de los envases plásticos. Esto puede incluir programas de reciclaje.
• Permisos de uso de fuentes de agua: si el agua proviene de una fuente natural, se necesita un permiso otorgado por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) o la autoridad ambiental local y, también, se debe garantizar que la extracción no afecte los ecosistemas circundantes.

Requisitos comerciales

• Etiquetado: debe cumplir con el Decreto 333 de 2021 que regula la información nutricional y advertencias en alimentos y bebidas, además de incluir la composición del agua, contenido neto, nombre y dirección del productor, registro sanitario, y fecha de vencimiento.
• Facturación e impuestos: la empresa debe estar registrada en la Cámara de Comercio y cumplir con las obligaciones fiscales (RUT, IVA, etc.).