Minas antipersona en Colombia: el lado oscuro del conflicto que afecta miles de inocentes
#SinCarreta | Las minas antipersona no solo son una amenaza constante para la vida y la seguridad de las personas en las zonas rurales, sino que también representan un oscuro recordatorio de los horrores del conflicto armado en Colombia.
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En Colombia, las minas antipersona han dejado una estela de destrucción y dolor que ha perdurado por décadas. Estos pequeños pero mortales artefactos, diseminados por los campos, han cobrado la vida y la integridad física de miles de personas, principalmente campesinos y civiles inocentes que viven en zonas rurales. Hasta la fecha, se han registrado 12.460 víctimas de minas antipersona en el país, un número alarmante que sigue en aumento.
En lo que va del año, 54 personas más han sido víctimas de estas minas, con los departamentos de Nariño, Cauca y Norte de Santander siendo los más afectados. Los grupos armados ilegales han utilizado estos artefactos como herramientas de guerra, colocándolos estratégicamente para herir y matar a soldados del ejército. Sin embargo, son los habitantes de las zonas rurales quienes sufren las consecuencias más graves.
Estos dispositivos, que pueden estar hechos de cualquier material y son de pequeño tamaño, explotan al ser pisados, causando heridas devastadoras. Las víctimas a menudo quedan con secuelas físicas severas, alterando drásticamente sus vidas y las de sus familias.
En Sin Carreta tenemos el testimonio desgarrador de dos sobrevivientes de minas antipersona. Henry Rodríguez, un sargento retirado del ejército, recuerda el momento en que un médico le dijo que su pie estaba tan dañado que ya no se podía hacer nada: “El médico dijo que ya no se podía hacer nada, pues el pie ya estaba totalmente negro”. Por otro lado, Gerson Ortega, un campesino, relata su experiencia: “Lamentablemente, pisé este artefacto…”. Ambos testimonios reflejan el dolor y la resiliencia de quienes han sobrevivido a estos crueles ataques, logrando sobreponerse y empezar una nueva vida a pesar de las adversidades.
Las minas antipersona no solo son una amenaza constante para la vida y la seguridad de las personas en las zonas rurales, sino que también representan un oscuro recordatorio de los horrores del conflicto armado en Colombia.