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¿Cómo sobreviven los pescadores en Bocas de Ceniza, este punto olvidado de Colombia?

En el tajamar de Bocas de Ceniza, en Barranquilla, sobreviven alrededor de 40 cacetas de pescadores que se sienten olvidados en los planes de desarrollo turísticos de la ciudad, ¿cuál es la realidad en esa zona del país?

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Foto: Iván Bernal

En medio de las olas del mar atlántico que se encuentran con el cauce del río Magdalena y que dan a la vista un contraste de colores acuáticos, por las que en 1501, Rodrigo de Bastidas las nombró Bocas de Ceniza, los pescadores en la punta más alejada de Barranquilla sobreviven entre el agua y las promesas vacías.

Cada mañana, Francisco Martínez Cantillo observa desde Punta del tajamar el contraste que presenta la desembocadura del río Magdalena. Su color es cenizoso, a su alrededor hay plantas. Unos metros a su derecha, el azul profundo del mar Atlántico choca tranquilo contra rocas lisas. Así es cada mañana de los pescadores en Bocas de Ceniza, quienes no pueden ignorar la presencia de la basura en la tierra que pisan.

Aunque Barranquilla ha evolucionado en los últimos años, los brazos del progreso no han llegado a Bocas de Ceniza; llegar es toda una empresa, se pueden observar una estación y sus vías sin terminar. También calles y andenes que están cubiertas por la arena, y que hace recordar el cariñoso mote de la capital Atlanticense… “La arenosa”.

¿Cómo sobreviven los pescadores Bocas de Ceniza?

Roque Miranda descama sus pescados. Mira hacia las que deberían ser vías de acceso, y mientras sigue su labor, asegura sobre los trabajos que quedaron en obra blanca: “no las han terminado, dijeron que las terminaban en diciembre, pero no han dicho nada… y eso va a perjudicar mucho el turismo…“.

Francisco Martínez Cantillo, quien vive en este punto de Barranquilla, es otro de los pescadores que a diario alzan al aire sus cometas para poder comer. Afirma que existe un pequeño progreso. No obstante, asegura que “acá a los pescadores nos han dejado botados, estamos sufriendo con eso, dijeron que nos iban a ayudar, ¿cuál es la ayuda?“. Es la voz del olvido, de la decepción en medio de las promesas que llevarían a Bocas de Ceniza a mejorar la calidad de vida de quienes habitan en las cuarenta casetas de pescadores que están construidas…

Algunos visitantes opinan que es hermoso el encuentro entre el mar y el río, pero “si el gobierno le mete más mano a eso… es espectacular para ‘turistear'”.

La pesca con cometa: una labor tradicional

Mientras los vientos mantienen a la cometa en el aire, desde la tierra se trabaja con la boya llena de agua, que luego se lanza al mar con la esperanza de que los peces piquen los anzuelos y queden enganchados. Sus escamas y el tono de su piel cambia según los rayos del sol lleguen a su cuerpo, incluso da la impresión de que se vuelven plateados y turquesa platino. A ello, y a las promesas vacías, están acostumbrados los pescadores olvidados de Bocas de Ceniza.

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