Uno | Los costos ocultos del ingreso de Colombia a la OCDE

Desde hace cinco años, Colombia tramita su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Este grupo, del cual hoy son miembros 35 naciones del mundo, es conocido como el club de países que cumplen buenas prácticas en materia económica, es decir, son países en los cuales todas las organizaciones de crédito y comercio del mundo pueden confiar. El ingreso a ese grupo debe ser autorizado por cada uno de los 33 comités que tiene la organización.

Como se sabe, Colombia acaba de ser aprobada como nuevo miembro por el comité comercial, que era el único pendiente. El proceso ha sido largo, difícil y por algunos momentos, tormentoso, y si no, que lo digan las ministras de Comercio, María Lorena Gutiérrez, y de Trabajo, Griselda Restrepo. Las dos altas funcionarias lograron triunfar en su defensa de las prácticas colombianas en materia comercial, una, y laboral, la otra.

La pobre ministra de Trabajo sufrió en carne propia los avatares de su misión: tuvo que viajar presurosamente a Montreal, en Canadá, para acudir a la reunión donde se evaluaría nuevamente el tema laboral. Al llegar a Montreal, su equipaje nunca apareció. La ministra Restrepo no tuvo más remedio que asistir en «jeans» y chaqueta a la reunión con el secretario de la OCDE, Ángel Gurría. Al término del encuentro, se fue a la zona comercial de Montreal para adquirir atuendos.

¿Saben qué es lo más curioso? Cuando llegó a Bogotá, de regreso de Montreal, le entregaron la maleta desaparecida. No se la habían embarcado.

Ojalá en la que nos va a embarcar, como miembros de la OCDE, no suponga pérdidas de equipajes para el país, porque hay dudas sobre los riesgos a los que nos exponemos al abrir nuestro comercio en forma total.