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Uno, Dos, Tres

Ñapa | El caso del exmagistrado Pretelt es prueba de que la justicia en Colombia cojea, y cojea, y cojea, y a veces llega, a veces no

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Veintidós meses después de haberlo suspendido de su cargo, el Senado de la República sigue sin realizar el juicio político por indignidad en contra del exmagistrado Jorge Pretelt.

No se trata realmente de que se haya engavetado el proceso contra el jurista, acusado de pedir $ 500 millones para inducir en la Corte Constitucional a una decisión en favor de la compañía Fidupetrol y evitarle así el pago de más de $ 26.000 millones por malos manejos de las regalías de Casanare.

Cuando indagamos sobre por qué no se abre el juicio político contra Pretelt, se expusieron las siguientes razones:

  1. El Senado debe esperar a que el juicio penal contra el exmagistrado Pretelt termine en la Corte Suprema y se produzca su condena o su absolución.
  2. El Senado no puede actuar sin tener la decisión de la corte, porque en caso de que sea absuelto, el Senado tendría que asumir consecuencias jurídicas y disciplinarias.
  3. Si la Corte declara culpable a Pretelt, el Senado tiene que convocar a una audiencia especial en plenaria, para escuchar al magistrado.
  4. Luego de escucharlo decidirá si debe ser declarada su indignidad o no; si la decisión del Senado se produce contra él, quedará el exmagistradocon la doble condición de condenado político y condenado penal.

La Corte Suprema ya concluyó el juicio penal contra Pretelt y debe producir pronto la sentencia. La acusación contra Pretelt se produjo hace 20 meses, prueba de que en el país la justicia cojea, y cojea, y cojea… a veces llega, «a veces sí, a veces no».

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