Piso versus pelo
Dos mujeres que durante dos décadas han construido sus emprendimientos en salones de estética, vieron su futuro frustrado esta semana, luego de que la Policía cerró sus negocios por estar instalados en las salas de sus casas.
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Adriana es una profesional de la estética que ha cortado y pintado las uñas y las cabelleras de una generación y media, en la Etapa Cuatro de los Prados de Castilla, en Kennedy, suroccidente de Bogotá. Ahora no tiene futuro, porque la autoridad le dijo que su trabajo es una actividad criminal.
“El señor agente me dijo que si pasaba y me veía trabajando me llevaba presa”, contó Adriana.
El pasado viernes llegaron siete funcionarios de la Alcaldía escoltados por cuatro policías armados, que interrumpieron el ‘blower’ que le estaba haciendo a una cliente y a otra la dejaron con solo cinco uñas pintadas.
“Me sentí como una delincuente, porque llegó demasiada policía, de la alcaldía grabando, me sentí impotente”, continuó Adriana.
A Blanca, su amiga y también pionera en los cuidados estéticos en el barrio, le había pasado lo mismo dos días antes.
“Que a ellos los mandaron a poner ese sello y que no podían dejar de hacerlo”, afirmó Blanca.
En teoría, la Alcaldía había impartido una orden a la Policía y ésta a su vez habría designado a los encargados de ejecutarla, pero nada les dijeron a las estilistas sobre la orden, sólo que era una orden.
“No me dejaron copia del acta. Yo pedí copia del acta y no me la dejaron” dijo Blanca.
“El acta de sellamiento no, no me dejaron el papel de que ya me habían hecho la citación para el cierre”, indicó Adriana.
El Alcalde, que en teoría fue quien expidió las órdenes, es consciente de que éstas son documento público, y desde el miércoles pasado está buscando los papeles.
“Déjeme yo gestiono y buscamos el acta de sellamiento, yo inmediatamente me pongo en contacto con el comandante de la estación y solicitamos la copia del acta de sellamiento”, dijo el Alcalde.
Noticias Uno también visitó la estación de Policía en busca del documento público y allí también prometieron buscarlo.
“Normalmente en estos casos es el comandante del cuadrante o el comandante del CAI, entonces mientras el comandante del cuadrante envía la información”, agregó el Alcalde.
El hecho es que ninguna de las dos está en capacidad siquiera de argumentar a su favor porque aseguran que no les ha llegado ninguna notificación ni tienen constancia de ninguno de los argumentos de la Alcaldía para cerrar sus negocios y sólo los de belleza.
“Yo le dije señor agente que aquí hay más negocios y por qué a mí. Yo tengo entendido que este negocio mío es un trabajo que no causa molestia a la gente. El agente me dijo yo no tengo la culpa son órdenes de la Alcaldía”, agregó Blanca.
De hecho ninguna de las residencias con salida a la calle en todo el bloque tiene un acceso directo.
Blanca indicó que “hay restaurantes, panaderías, famas, supermercados”, todas fueron adaptadas como local comercial y en muchas de ellas el jardín fue convertido en un lugar más de atención para los clientes.
Ellas son los hilos más débiles de una situación que durante una década y media se formó en el vecindario y que de repente le dio a la Alcaldía por poner en orden, sin pasar por la concertación con los vecinos.
“A ella no se le está negando el derecho al trabajo, lo que se le está diciendo es que tiene el uso comercial no lo puede hacer; tendría qué hacerlo en un local que tenga el uso del suelo permitido”, explicó el Alcalde.
Y ahí terminará también su vida laboral, así como la de sus vecinos, porque aunque el Alcalde no tenga a su disposición los documentos que amparen su procedimiento, fue la ciudad la que tomó la decisión de no permitir más negocios en la casa.
“Todos están en trámite, no puedo adelantar y decirle una fecha y decirle una fecha exacta, pero se vienen tanto en este caso como en otros que hay”, advirtió el Alcalde.