Durante 63 años, el corazón político del país ha sido vecino del Bronx
En los años 60 el Bronx era la zona más peligrosa de Nueva York, pero hace años que su émulo de Bogotá la superó en violencia y crimen. Lo paradógico es que mientras el de Estados Unidos estaba lejos del poder, el colombiano creció rodeado de presidentes, alcaldes, policías, militares, magistrados y congresistas.
- ‘Gran Fondo de Ciclismo’: homenaje de Bogotá a los grandes ciclistas colombianos
- Embalses de agua de Bogotá superan el 50 % de su capacidad por primera vez en 2024
Las calles que hasta los años 40 fueron un exclusivo sector residencial del barrio Santa Inés (preferido por extranjeros) son conocidas hoy como el Bronx, nombre del barrio latino de Nueva York que en los años 60s concentró la criminalidad de esa ciudad.
En esta casa ubicada en las dos cuadras del Bronx, antes conocidas como “El Cartucho”, desaparecen, asesinan y torturan personas. La policía también encontró un túnel de 100 metros bajo el sitio conocido como la “L”.
La casa de torturas, el túnel y las demás construcciones al servicio de bandas criminales, están al frente de la dirección de Reclutamiento del Ejército, a 850 metros del Palacio de Nariño, a 815 de la Alcaldía de Bogotá y del Capitolio Nacional. A 870 metros del batallón de infantería número 37 y del Ministerio de Hacienda.
A solo 300 metros del Bronx está del Comando de la policía Bogotá y en la zona, también están las estaciones Santafé y Mártires a las que pertenecían 15 policías que fueron capturados el pasado mes de febrero por proteger a los traficantes de drogas de San Bernardo y el Bronx.
La concentración más grande del país de indigentes, drogadictos, prostitutas, narcotraficantes y jefes de otras bandas criminales, que está entre las calles novena y décima, y las carreras 15 y 16 detrás de la iglesia del Voto Nacional, dejó de ser un barrio de la alta sociedad el 9 de abril de 1948 durante las violentas manifestaciones del Bogotazo por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
Las familias adineradas del barrio Santa Inés dejaron sus mansiones con balcones llenos de cartuchos, por las familias de desplazados por la violencia que empezaron a ubicarse en sus calles. La iglesia Santa Inés, también desapareció.
En 67 años de historia de criminalidad, deterioro humano e indigencia en esta zona, nunca han sido capturados los jefes de las organizaciones delictivas que han concentrado todo su accionar en solo dos calles vecinas a los máximos representantes de la justicia y el poder político del país.