¡La re-evolución digital empieza por la educación!
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Las sociedades del siglo XXI atraviesan una transformación sin precedentes. La velocidad del cambio no solo ha modelado la forma en que trabajamos sino también cómo nos relacionamos, aprendemos y construimos simbólica y materialmente la vida en los territorios. Evidencia de ello, son los datos del informe sobre el futuro del trabajo que revelan que 23 % de los puestos de trabajo van a cambiar de aquí a 2027, con la creación de 69 millones de nuevos empleos y la eliminación de otros 83 millones (World Economic Forum – WEF, 2023).
Los puestos de trabajo que crecerán exponencialmente en la próxima década serán los relacionados con el sector de tecnologías de la información y la sostenibilidad ambiental, esto es, especialistas en inteligencia artificial, científicos de datos, técnicos en ciberseguridad, analistas de inteligencia empresarial y profesionales en protección ambiental, energías renovables y sistemas solares. Se estima una tasa de crecimiento cercana al 30% hasta el año 2027 (WEF, 2023).
Ante una nueva realidad que se instaura, cabe preguntarse, ¿estamos preparados como país? El panorama es alarmante. Las cifras de la Unesco (2021) señalan que 34,7% de la proporción de jóvenes y adultos colombianos cuentan con habilidades digitales básicas, el 26,4% registra habilidades intermedias y únicamente el 4,6% habilidades avanzadas. Al comparar estos, con el promedio de países de la Ocde, se observa que en habilidades digitales básicas la proporción asciende al 61,4%, marcando una pronunciada brecha del 26% respecto al comportamiento nacional.
Por otra parte, el reporte de Competitividad Global para el año 2019, ubicó a Colombia en el puesto 94 de 141 países evaluados en cuanto a las habilidades digitales de la fuerza laboral (WEF, 2019). El pésimo resultado es síntoma de la poca competitividad del talento local en materia digital.
Por tanto, para estar a la vanguardia de los desafíos tecnológicos de las sociedades modernas, se requiere que el gobierno nacional a través de sus instrumentos de política pública, emprenda una re-EVOLUCIÓN digital al alcance de todos, impulsada por la educación.
Para lograrlo, se proponen cuatros vías de implementación: alfabetización digital, creación de laboratorios de futuro, fortalecimiento del ecosistema de start-ups para desarrollar tecnología propia e integración del talento digital con el sector productivo.
En primer lugar, se requiere una amplia oferta de formación digital diferenciada por niveles de competencia, grupos etarios y por ubicación geográfica. Aquí, el reto es que jóvenes y adultos transiten de habilidades digitales básicas hacia mejores niveles de desempeño.
En segundo lugar, se propone la construcción de laboratorios futuro por municipio o subregiones. Estos centros tendrán por objetivo que los y las ciudadanas experimenten y comprendan las tecnologías futuras como el metaverso y la robótica. En tercer lugar, se plantea la transición hacia fábricas inteligentes y el fortalecimiento del ecosistema start-ups para desarrollar tecnología digital propia que aumente la productividad y reduzca la desigualdad en el país.
Por último, se hace necesario desarrollar una política de desarrollo industrial 4.0 que promueva, entre varios factores, la integración del talento digital formado con las empresas del país.
En síntesis, el país afronta una ventana de oportunidad en cuanto al desarrollo y potencial de las tecnologías digitales emergentes, se requiere voluntad y capacidad de agencia para aprovechar su potencial.
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.