Jóvenes en el trabajo
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Los jóvenes en el trabajo se han convertido en una conversación recurrente entre las personas que tenemos equipos a cargo; supone un tema amplio que amerita ser discutido, un desafío inimaginable para las compañías, presión de cambio para los altos directivos y un esfuerzo por encajar de la fuerza laboral más joven.
Ya no se habla solo de trabajo presencial o híbrido. La conversación se ha vuelto cada vez más compleja gracias a los avances tecnológicos acelerados, a la necesidad de ser más sostenibles, a la inclusión en todas sus formas, al cambio de mentalidad de los colaboradores y a la falta de agilidad para adaptarse al cambio de las empresas.
El artículo de Harvard Business Review ‘Ahora todos somos programadores’, empieza contándonos la historia de Jason Allen, presidente de una empresa de juegos llamada Incarnate Games y quien se ganó el premio para artistas digitales en la feria estatal de Colorado con su obra ‘Théâtre d’Opéra Spatial’.
Es en este punto donde empieza la frustración y el debate que acompaña esta historia; para muchos, Allen hizo trampa porque utilizó la herramienta MidJourney, un programa de IA capaz de generar imágenes hiperrealistas a través de instrucciones textuales que uno ingresa en el sistema. No se demoró más de tres minutos en crear la obra que lo llevaría al premio. La discusión se fue decantando por una vertiente, tecnología, y la pregunta al final fue si lo que había creado Allen con la herramienta es o no arte.
No quiero entrar en ese dilema en este articulo porque no es hacia allá donde quiero llevar la conversación, lo único que sí puedo decirles desde mi punto de vista es que si la discusión se centra en la tecnología, entonces estaremos en un callejón sin salida. Es mucho más que eso, y lo voy a poner en un pequeño ejemplo: todos o casi todos tenemos un teléfono móvil con cámara y tomamos fotos, pero no todos tomamos buenas fotos. No todos somos capaces de aprovechar las funcionalidades que los teléfonos inteligentes nos brindan y solo algunos logran con gran belleza y precisión captar e inmortalizar los mejores momentos. Entonces, la pregunta es, ¿fue el teléfono el que tomó la buena foto o fue la persona que supo utilizar las bondades de la tecnología? Por acá les dejo para que tengamos un momento de reflexión.
Volviendo al tema central, los jóvenes nos retan constantemente y para responder a esos retos, las empresas están entrando en la moda del “está prohibido”.
Para no ir muy lejos, más se demoró en llegar Chat GPT a las organizaciones que estas en bloquearlo, y, claro, entendemos perfectamente la preocupación que para los equipos de TI supone el riesgo de la pérdida o filtraciones de información que pueden llegar a poner en aprietos al negocio, pero, ¿Será el camino de la prohibición la ruta para la transformación?
La relación entre usuario y tecnología no se puede romper, así como tampoco la relación entre empresa y colaborador, pero todas las tendencias no solo tecnológicas sino laborales, ambientales y familiares, nos están llevando a un punto de inflexión donde necesariamente los directivos tendrán que sentarse a discutir y a tomar decisiones porque no podemos moldear una generación basándonos en el miedo, la prohibición y la frustración, sino en la búsqueda activa de soluciones para enfrentar la transformación, que como lo mencionaba anteriormente, no se trata solo de tecnología.
El crecimiento y la sostenibilidad organizacional van directamente relacionados con la capacidad de los nuevos integrantes de las organizaciones de desarrollar mejoras en sus procesos, en rediseñarlos, en innovar y, por qué no, en automatizarlos completamente haciendo que nos volvamos a centrar en esas capacidades humanas que sobrepasan la tarea y que nos permiten usar la creatividad y la empatía para generar nuevos y mejores negocios.
No podemos hablar de innovación dentro de las compañías si no podemos entender como esta alterará la forma convencional de cómo operan los negocios.
La ruta al cambio no puede ser una barrera de contención, debe ser una mesa de negociación y búsqueda de alternativas que nos permitan crear nuevas formas de mitigar el riesgo y permitir que el negocio avance con nuevos cimientos, y como lo dice el artículo de Harvard Business Review, rechazar los beneficios de la transformación no es fácil pero gestionarlos inadecuadamente puede ser peor.
Permitamos a las nuevas generaciones crear sus propias hojas de ruta, aprender de liderazgo, poner temas sobre la mesa, discutirlos y junto con ellos diseñemos el cambio, cocreemos opciones y visualicemos el futuro. Al fin y al cabo, nos iremos primero y ellos tendrán que lidiar con las empresas que están creando, no los dejemos solos y transmitámosles experiencias, pero sobre todo confianza.
Y tú, ¿Qué opinión tienes frente a este tema?
*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.