Gerente y madre de un adolescente, ¿cómo equilibrar la balanza?

Como Country Mánager de O Boticário, mi vida diaria se despliega en un equilibrio entre liderar en el ámbito profesional y ser madre de un adolescente. Mi vida, como la de muchas mujeres en el mundo moderno, se equilibra entre ser madre y profesional, dos roles que exigen pasión, dedicación y sobre todo, un entendimiento profundo de lo que significa equilibrar.

Soy madre de Guilherme, un joven de 12 años cuya energía y perspectiva me enriquecen cada día. Somos muy diferentes, lo que hace nuestra relación sea especial porque nos permite aprender el uno del otro en cada interacción. Con el tiempo he aprendido a reconocer que no puedo controlar todas las fases de su vida, sino que debo apoyarlo en su crecimiento, ha sido un viaje de descubrimiento y disfrute mutuo.

Quienes son madres de adolescentes saben que ello trae consigo una serie de desafíos únicos y reveladores. A medida que Guilherme entra en esta etapa crítica de su desarrollo, me enfrento a la necesidad de entender y aceptar su creciente independencia y su forma única de ver el mundo. Esta es una época donde los jóvenes comienzan a formar su propia identidad, a menudo cuestionando las normas y buscando su lugar en el mundo. Para mí, uno de los retos más grandes ha sido aprender a soltar, permitiéndole tomar sus propias decisiones y enfrentar las consecuencias de estas, siempre asegurándome de estar allí para guiarlo y apoyarlo.

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Además, la comunicación puede volverse más compleja. Los adolescentes están en la búsqueda de su voz propia, lo que significa que, como madre, debo escuchar de manera más activa y ser paciente, comprendiendo que mi hijo necesita sentirse escuchado y validado. Es un equilibrio delicado entre ofrecer dirección y permitir suficiente espacio para que pueda expresarse y desarrollarse.

En mi carrera, me esfuerzo por equilibrar el tiempo y las demandas de mi trabajo con la necesidad de estar presente en la vida de Guilherme. La clave no está en buscar un balance perfecto, sino en crear momentos significativos de conexión. Ya sea haciendo deporte juntos, viendo películas o estudiando, cada momento compartido fortalece nuestro vínculo. También me aseguro de ser transparente sobre mi agenda laboral, lo que ayuda a Guilherme a comprender mis compromisos y ajustar nuestras expectativas sobre el tiempo que podemos pasar juntos.

Además, en el ámbito laboral, como madres estamos enfrentado todavía desafíos únicos, especialmente relacionados con la equidad de género. A pesar de los avances, aún persiste una competencia desbalanceada, lo que a menudo nos obliga a las mujeres a trabajar más duro para asegurar nuestro lugar y, sin querer, esto puede afectar la calidad del tiempo que pasamos con nuestros hijos.

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Mi consejo para otras madres que luchan por encontrar este equilibrio es comunicarse abiertamente con sus hijos. Compartir las alegrías y los miedos fortalece la confianza y el cariño, y prepara el terreno para enfrentar juntos los desafíos. Además, es fundamental que las comunidades y empresas sigan adaptando las condiciones laborales para que las mujeres puedan mantener y cultivar sus relaciones familiares sin sacrificar su crecimiento profesional.

Mi viaje como madre y profesional está lleno de aprendizaje, amor y desafíos. Sin embargo, cada día trae consigo un nuevo aprendizaje que Guilherme y yo exploramos juntos, fortaleciendo nuestro vínculo y descubriendo cómo ser mejores en cada aspecto de nuestras vidas. Esta es la verdadera esencia de ser una madre moderna y profesional.

*Las opiniones expresadas en las columnas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el punto de vista ni la posición del Canal 1.