Video | Indignación en el fútbol colombiano por agresión de jugador a árbitra
El episodio fue captado en video y rápidamente se difundió en redes sociales, despertando una ola de indignación y rechazo en el ámbito deportivo y social.
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En un partido de la Primera C disputado en el estadio de Aracataca, Magdalena, la árbitra Vanessa Ceballos fue víctima de una agresión física por parte de un jugador conocido como Bolívar. La situación se desató cuando la jueza se acercó al banquillo para expulsar al futbolista, lo que provocó que este respondiera con una cachetada en un acto de total descontrol y falta de respeto hacia la autoridad arbitral.
El impacto de la agresión fue inmediato, generando conmoción entre los asistentes y entre el equipo de árbitros. Testigos indican que la árbitra tuvo que ser sujetada para impedir que reaccionara con una posible respuesta a la agresión, lo que refleja la tensión del momento. El episodio fue captado en video y rápidamente se difundió en redes sociales, despertando una ola de indignación y rechazo en el ámbito deportivo y social.
La Liga de Fútbol del Magdalena se pronunció con un comunicado oficial rechazando cualquier tipo de violencia, especialmente aquella dirigida a las mujeres. En el texto, la entidad condenó categóricamente el ataque a Vanessa Ceballos y subrayó que el fútbol debe ser un espacio donde prevalezca el respeto hacia todos los participantes, sin tolerancia alguna para la violencia verbal o física.
El futbolista habría lamentado su comportamiento a través de sus redes diciendo:
“Quiero dejar absolutamente claro que en ningún momento existió una agresión física hacia la árbitra. Sin embargo, comprendo que mi gesto resultó ofensivo”, explicó el jugador.
Este episodio ha puesto sobre la mesa la problemática de la violencia de género dentro del deporte colombiano, especialmente contra las mujeres árbitras, quienes a menudo enfrentan hostilidad en un ambiente tradicionalmente dominado por hombres. Se espera que la Comisión Disciplinaria tome medidas contundentes contra el jugador agresor, con posibles sanciones que podrían incluir suspensiones prolongadas o la expulsión definitiva de las competencias.