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Habitante de calle que ayudó a joven a suicidarse en Manizales no cometió homicidio: Corte Suprema

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Habitante de calle que ayudó a joven a suicidarse en Manizales no cometió homicidio: Corte Suprema

La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia modificó la condena que había sido impuesta a un hombre, habitante de calle, por el delito de homicidio, advirtiendo que el delito que realmente cometió fue el de ayuda al suicidio.

El hombre había llegado a un acuerdo económico, en 2017, con una estudiante de enfermería, de 20 años, que quería acabar con su vida y que requirió su ayuda para cometer tal fin.

Ambos pactaron un encuentro en las residencias Nuevo Milenio, ubicadas en el centro de Manizales, y las autoridades pensaron que el hombre había acabado con la vida de la joven, degollándola, con una puñalada en el cuello.

En la habitación encontraron una carta de la joven en la que “agradeció a todos por los momentos compartidos”, que declaró estar allí “no hay culpables”.

El habitante de calle había sido condenado por estos hechos a una pena de 33 años de prisión por el delito de homicidio.

Pero la Corte, con ponencia de la magistrada Miryam Ávila, determinó que lo que cometió fue ayuda al suicidio, delito que da hasta 36 meses de prisión.

El alto tribunal determinó que la joven fue quien se causó la herida mortal.

Y citó el testimonio de lo que ocurrió en dicha habitación, de esta manera:

“Salió de la habitación ella solita, fue, pidió su hoja, su lápiz, vino, escribió su nota… ella personalmente, yo nunca la toqué a ella… me dijo “y entonces ¿Cómo hacemos?”, yo le dije “como en película, váyase pal’ baño… me dijo “ayúdeme, pues”… cogí las dos almohadas, las puse en el baño, tiré una cobija ahí y le dije “siéntese ahí y haga lo que tenga que hacer”, me dijo “no, ayúdeme”, le dije “no, yo no vengo a eso, no le voy a hacer eso a usted…”, sacó no sé de dónde una navaja, la cogió en la mano y me dijo “vea, eso no es sino hacerle así” (hace un gesto de corte en el cuello), está la ducha, dos almohadas allá, ella se acurrucó, se sentó, anteriormente se había quitado la chaqueta, la puso en la cama,  me la regaló, y me dijo “es para usted, y tome le regalo esta platica” me cogió la mano y , dejó una plata ahí ; me la puso así con la misma mano de ella y se hizo así en este lado dos veces, yo le dije “no, yo no soy de esos” y me dijo “usted es un bobo, usted es… una gallina”, se lo mandó y yo salí, volteé a mirar y ese chorrero de sangre… la pata e’ cabra y el chorrero de sangre, yo en ese susto tan berraco abrí, cogí la navaja, me puse la chaqueta, eché eso entre la chaqueta y salí… volví a los juegos allá del teatro Manizales, me compré otro bazuco como estaba lloviendo me puse la chaqueta, salí… voy a la esquina del parque Alfonso López, hay una caneca grande ahí… yo viéndome todo eso ensangrado (sic), porque la mano me quedó ensagrada (sic)… cogí, me quité la chaqueta, eché la chaqueta ahí, alcé la tapa y tiré eso ahí, salí otra vez a los juegos, me compré otro bazuco… y me fui a pasar el susto (…) el arma apareció en la mano de ella, no sé de dónde la sacó… yo me la llevé, me pareció correcto… cuando ella hizo esto, que salió ese chorrero de sangre, yo me asusté, ella abrió la mano, la navaja resbaló, instinto de no sé qué, no le puedo discriminar, salgo de la residencia, cojo la calle 19… llego a la esquina del parque Alfonso López, sigo derecho… con esta mano llevaba la navaja aquí en el bolsillo… compré mi bazuco ahí en los juegos, una cuadra más acá es donde queda la caneca, cogí, me quité todo eso… lo que tuviera de sangre en la mano que tenía yo dentro del bolsillo de la chaqueta… no le puedo decir mucha o poquita, en todo caso iba ensangrentado… “.

La Corte ordenó la libertad inmediata del habitante de calle al decretar el cierre definitivo de su caso.

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