Grupo armado le habrían puesto explosivo en el cuerpo a funcionario en el Catatumbo
El conflicto en Catatumbo se enmarca en una compleja lucha por el control territorial y de rutas estratégicas para economías ilegales.
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En las últimas 48 horas, la región del Catatumbo, en el noreste de Norte de Santander, ha vivido un aumento significativo de la violencia y la tensión debido a enfrentamientos armados entre grupos ilegales que operan en la zona.
Particularmente, en la ciudad de Ábrego se reportaron dos incidentes relacionados con explosivos. En uno de ellos, sujetos armados ingresaron a una entidad bancaria. Allí le habrían retirado el cinturón a un funcionario, identificado como el subgerente, para colocarle un artefacto explosivo adherido al cuerpo.
Las autoridades locales, con el apoyo del Ejército, están verificando estos hechos y reforzando la presencia militar tanto en áreas urbanas como rurales, debido a la insuficiencia de personal antiexplosivos en la Policía local, que requirió asistencia especializada.
Paralelamente, se han registrado violentos enfrentamientos en zonas limítrofes entre los municipios de Cañaverales y Teorama. Estos han dejado un saldo de seis muertos y varios heridos trasladados a centros médicos en San Calixto. Entre las víctimas se encuentran miembros de grupos armados ilegales. En Tibú, considerado el corazón del Catatumbo, la calma ha ido regresando poco a poco, aunque la tensión persiste debido a que los combates continúan en las zonas rurales del municipio.
Estas hostilidades, que comenzaron el día anterior, han provocado desplazamientos masivos de familias hacia áreas urbanas consideradas más seguras, como Ocaña. Desde enero de 2025, la región enfrenta la peor crisis humanitaria y de violencia en años, originada por la disputa territorial entre el Frente 33 de las disidencias de las FARC y el ELN. Esta confrontación ha dejado más de 65 mil desplazados, 23 mil confinados y más de 100 muertos. Además, se han presentado graves afectaciones a la población civil, incluyendo la presencia de minas antipersonal y restricciones severas a la movilidad y acceso a servicios básicos.
El conflicto en Catatumbo se enmarca en una compleja lucha por el control territorial y de rutas estratégicas para economías ilegales. Por ello, se ha intensificado la violencia, dificultando la acción estatal para garantizar la protección de la población. Además, la instalación de artefactos explosivos y la presencia de grupos armados han generado un ambiente de inseguridad que limita el acceso humanitario, la educación y la salud, afectando profundamente el tejido social y económico de la región.
En respuesta a esta escalada, las Fuerzas Militares han desplegado nuevas operaciones en distintos puntos del Catatumbo. La situación sigue siendo crítica y representa un desafío para la estabilización y la paz en esta zona estratégica del país.