El general (r) Francisco Patiño, a juicio por el caso del grafitero

La Fiscalía le imputó al general (r) Francisco Patiño, los delitos de favorecimiento, en calidad de determinador, y fraude procesal, por su presunta participación en el caso del homicidio del joven grafitero Diego Felipe Becerra.

Para el momento de los hechos, el general (r) Francisco Patiño fungía como comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.

Según la Fiscalía, el general (r) Patiño conoció desde el primer momento lo que había ocurrido con el joven Diego Felipe Becerra y dio órdenes para desviar la investigación y armar el montaje con el que buscaban hacer pasar al menor como el ladrón de un bus de transporte público y de esta manera librar de responsabilidad al patrullero que lo asesinó y resguardar la imagen de la Policía Nacional.

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El Fiscal del caso señaló que Patiño conocía de la alteración de la escena del crimen y dio la orden de contactar al señor Jorge Narváez quien declaró falsamente que el joven grafitero había atracado a los pasajeros del bus de servicio público que conducía.

En esa tarea, según narró el fiscal, participó el entonces director de la Sijín y hoy comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Eliecer Camacho.

El general (r) también es acusado de haber armado las versiones falsas que fueron entregadas por los patrulleros implicados en el caso, así como de ejercer presión para que no involucraran a los altos mandos de la Policía que estuvieron presentes durante la alteración de la escena del crimen.

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Además, la Fiscalía manifestó que cuando ya no era comandante de la MeBog, Patiño, aprovechando la condición de general, facilitó que los uniformados que se encontraban privados de la libertad recibieran beneficios como visitas y salidas, para que mantuvieran sus versiones.

Patiño no aceptó los cargos que le imputó la Fiscalía y ahora enfrentará un juicio por estos hechos.

De ser encontrado culpable, el general (r) se expone a una pena de hasta 18 años de cárcel.

El caso

En la noche del 19 de agosto del 2011, el joven Diego Felipe Becerra, de 16 años, se encontraba con dos amigos pintando grafitis, en la calle 116 con Avenida Boyacá, cuando vieron que se acercaba una patrulla de la Policía.

Según se probó en el proceso, al notar la presencia de la Policía los jóvenes se asustaron y corrieron pero fueron alcanzados por los uniformados que requisaron a uno de ellos encontrando sólo pintura. Diego Felipe se escondió detrás de un árbol y al correr de nuevo recibió un disparo por la espalda.

El disparo fue propinado por el patrullero Wilmer Alarcón, quien cumple una condena de 37 años de cárcel por homicidio y acaba de ser condenado a 20 años y 5 meses por la alteración de la escena del crimen.

Después de lo ocurrido, el joven fue llevado por el patrullero Alarcón a la clínica Shaio, donde intentaron sin éxito salvarle la vida.

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Desde ese momento comenzó a fraguarse el plan para hacer pasar a Diego Felipe como un delincuente. El objetivo era vincularlo con el atraco a los pasajeros de un bus que había sido cometido minutos antes, para lo cual se alteró la escena del crimen, se plantó un arma y se armaron testimonios falsos.

Solo 10 años después de lo ocurrido fueron condenados a penas de entre 12 y 22 años de cárcel los demás uniformados que intentaron desviar la investigación: Coronel Nélson de Jesús Arévalo, teniente Rosemberg Madrid Orozco, subintendente Juan Carlos Leal y el subintendente Fleiber Zarabanda.

Ahora el turno es para el general retirado Francisco Patiño, entonces comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá. Es el uniformado de más alto rango que ha sido vinculado a este proceso judicial.