El infierno en Gaza: médico colombiano de Médicos Sin Fronteras cuenta su experiencia
Seis semanas fueron suficientes para ser testigo del horror diario que viven casi dos millones de personas en la Franja de Gaza
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Un médico colombiano, integrante de Médicos Sin Fronteras, que acaba de regresar de Gaza, le contó a Noticentro 1 CM& la tragedia que pudo presenciar y que viven día a día los palestinos desde el pasado siete de octubre, cuando iniciaron los bombardeos israelíes sobre la franja de Gaza.
Seis semanas fueron suficientes para ser testigo del horror diario que viven casi dos millones de personas en la Franja de Gaza.
“No hay palabras para describir el terror que vive la población. Todos los días vemos niños mutilados, niños bombardeados. Para mí, eso fue lo más difícil, la situación de los niños que no entienden por qué los están bombardeando”, dice Diego Mauricio Guerrero, médico colombiano.
Diego relata a Noticentro Uno CMI la tragedia que tuvo que atender prácticamente sin recursos ni materiales médicos.
“Tuve que atender muchos pacientes en el piso. Recuerdo especialmente la imagen de dos hermanos que llegaron con disparos en la cabeza, que probablemente habían recibido tiros de un francotirador”, relata.
Diego nos cuenta qué es hoy Gaza.
“Gaza está totalmente bloqueada. Es una prisión a cielo abierto”.
Para Diego, las palabras son pocas para relatar lo que viven cada día los palestinos.
“Gaza es una absoluta tristeza. Está reducida a escombros. La población está totalmente desplazada, sin acceso a nada: ni comida, ni agua, ni medicinas, ni electricidad”.
Según los datos del Ministerio de Información en Gaza, ya son casi 40 mil los muertos que dejan los bombardeos israelíes.
“No hay un registro oficial de defunciones, no hay una manera de contar los muertos. Una imagen que tengo presente es la morgue del hospital donde trabajaba, estaba totalmente colapsada: unos muertos encima de otros, sin papeles, sin forma de identificarlos. Una imagen apocalíptica”, cuenta Diego.
Diego habla sobre su día a día.
“Es muy difícil descansar, prácticamente duerme uno con un ojo abierto y otro cerrado. Siempre que uno se mueve, hay dos drones sobre su cabeza, son los drones que pasan la información a los aviones que luego bombardean ahí cerca de donde uno está”.
Hace poco regresó a Colombia y su experiencia fue tan dura que debe recibir atención médica y psicológica.