El agridulce retiro de Orlando Duque, el mejor clavadista colombiano de la historia
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Algunos corearon su nombre, otros usaron máscaras con su rostro y unos más lloraron. Todos lo reverenciaron. El clavadista colombiano Orlando Duque se retiró este fin de semana del ‘cliff diving’, el deporte extremo que llevará grabado por siempre su nombre.
“Se estaban juntando muchas cosas, además de que yo ya cumplí todas las metas que tenía y gané todos los títulos que existían”, dice a la agencia de noticias AFP, el laureado saltador desde Bilbao, España. “Era el momento adecuado para poner fin a la carrera”.
Cuatro días después de cumplir 45 años, Duque compitió por última vez tras más de tres décadas desafiando las alturas y el agua. Lo hizo el pasado sábado en el Red Bull Cliff Diving, lejos de su natal Cali, donde en 1986 hizo su primer asomo en un trampolín.
Duque echó su cabeza para atrás y arregló su larga melena, que lo hacía confundir con un rockero consagrado. 27 metros abajo, como si estuviera en la cúspide de en un edificio de nueve pisos, lo observaban cerca de 27.000 personas.
Sus compañeros y rivales, los buzos, los organizadores y espontáneos lo observaban a través de una máscara que tenía su rostro impreso. El mexicano Jonathan Paredes, que sigue su estela, no paraba de llorar. Varios le hacían venias.
Pese a estar menguado por lesiones, el locutor de televisión lo presentaba como el “ícono, la leyenda” del ‘cliff diving’. “Creo que este deporte no sería lo mismo o quizás no existiría si no fuera por este hombre”, afirmó en inglés.
Orlando Duque se lanzó por última vez al vacío. Y en esa tarde de verano saliente puso fin a un palmarés de envidia: trece títulos mundiales, dos récord Guinness (por puntuación perfecta y más campeonatos mundiales en su deporte), nueve triunfos en pruebas de la serie mundial y el único oro de Colombia en un Mundial de natación.
Además de ser el primer ganador de una serie mundial de este deporte, en 2009, y el primer vencedor del Campeonato del Mundo de la Federación Internacional de Natación, en 2013.
Duque, el hombre que quiso ser futbolista, luchador de judo o beisbolista. El bailador de salsa que aprendió a dominar su disciplina en presentaciones circenses en Austria. El hombre que ha saltado en los cinco continentes, en lugares tan exóticos como el Amazonas y la Antártida. El amo y señor de los clavados.
¿Qué sintió al saltar por última vez?
“La emoción es muy grande, además que toda la gente se te empieza a acercar, a felicitarte, a recordarte esos buenos momentos, recordarte esas buenas cosas, y eso es bastante emocionante. Uno trata de prepararse, pero nada te puede preparar para esos momentos. Se me llenaron los ojos de lágrimas un poco, fue muy, muy emocionante, muy emotivo, muy bonito”.
¿Qué balance hace de su carrera?
“Nunca me imaginé algo así, pero el balance ha sido excelente. Este es un deporte que de pronto no conocíamos ni siquiera en Colombia, que a nivel mundial de pronto era muy pequeño, y llevarlo a una serie mundial, como lo hemos establecido”.
¿Qué le faltó?
“Las Olimpiadas es lo único que queda pendiente, esa medalla no se dio, pero lo que me queda es trabajar para que (este deporte) se incluya en los Juegos Olímpicos y ojalá sea un colombiano el que esté ganando esas medallas y yo pueda estar entregándolas”.
¿A qué se va a dedicar?
“Uno de mis planes es construir un centro de entrenamiento en Colombia, en Cali, donde yo puedo trabajar directamente con deportistas de otras partes, no de las potencias que ya están representadas, para que el deporte crezca un poco más y así acercarnos más a que sea una disciplina olímpica. Estamos terminando diseños, asegurando presupuesto para definir la financiación. La idea es empezarlo el otro año”.
¿Usted cree, como muchos dicen, que es el rey del ‘cliff diving’?
“Es difícil que uno mismo se autoproclame eso, yo sé que he hecho muchas cosas, la gente dice que soy una leyenda, que no sé qué, pero yo soy un clavadista más. Esto no ha sido el trabajo de uno solo, sino de mucha gente… de pronto soy la cara más visible, el más representativo, pero es muy difícil nombrarse rey”.