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Las Farc copian de los partidos lo bueno, pero también lo malo y lo feo

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Las Farc copian de los partidos lo bueno, pero también lo malo y lo feo

Quién lo creyera: las Farc, que ya son partido político, comenzaron a sufrir los efectos de serlo: la unidad de antes, desapareció; la disciplina de antes, se acabó; y surgieron, en cambio, fenómenos propios de los partidos: intrigas, dimes, diretes, chismes, calumnias y todo lo demás que sabemos.

Rodrigo Londoño –Timochenko– hizo pública una carta en la que denunció la existencia de un grupo interno opuesto a su jefatura. «Me quedó un sabor amargo al saberlo», dijo Timochenko, y aseguró que en ningún momento llamó a nadie para pedirle apoyo como jefe del nuevo partido.

Tras conocer la carta, las Farc sostuvieron un cónclave al que invitaron al senador Iván Cepeda; en el encuentro, que se prolongó por varias horas, surgió una conclusión increíble: que estas discusiones son normales en el interior de un movimiento político.

¡Vean pues! Partido político con todas sus virtudes, pero también con todas sus fallas, como la de rebelarse contra los jefes. Vean que eso es lo que está pasando en el liberalismo, donde se rebelan contra César Gaviria, y en el conservatismo, amotinados contra Andrés Pastrana.

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