Jefe de Bacrim se ponía huellas dactilares de sus víctimas
La Policía se sorprendió al percatarse que un paramilitar se había transplantado los pulpejos de sus dedos para evitar ser identificado por sus huellas.
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La Policía se sorprendió al percatarse que un paramilitar se había transplantado los pulpejos de sus dedos para evitar ser identificado por sus huellas.
Una vez Martin Emilio Sánchez Valencia presentó una cédula para identificarse, los investigadores de la Dijin llamaron a un técnico dactilocopista, para examinar sus huellas dactilares
El perito forense estableció que Sánchez Valencia, jefe de la banda de los Rastrojos en el Valle y el Eje Cafetero, se había practicado por lo menos tres cirugías en sus dedos, con el fin de alterar las huellas de sus manos.
Según las investigaciones judiciales, Sánchez Valencia contrataba un cirujano plástico para que extrajera los pulpejos de las manos de sus víctimas e implantárselos mediante una dolorosa operación.
Otro de los elementos que permitió establecer plenamente su identidad fue verificar el tatuaje de un ave que tiene grabada a la altura de su hombro izquierdo.