El Parlamento británico deja el Brexit en punto muerto al descartar toda alternativa
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El Brexit se mantiene en un punto muerto después de que el Parlamento británico haya rechazado las ocho vías alternativas que habían propuesto los diputados para tratar de desbloquear el proceso de salida de la Unión Europea (UE).
El acuerdo que defiende la primera ministra, la conservadora Theresa May, tampoco tiene una mayoría garantizada si se vuelve a someter a votación, a pesar de que la jefa de Gobierno ha ofrecido su dimisión a cambio de apoyos para tratar de ganar respaldo entre los euroescépticos de su formación.
Los diputados habían tomado el control de la agenda parlamentaria para forzar esta noche una insólita votación, en la que cada miembro de la Cámara de los Comunes marcó en una papeleta sus preferencias respecto a ocho posibles vías para avanzar hacia el divorcio con la UE.
La opción más votada fue convocar un referéndum para ratificar un eventual acuerdo, que, en todo caso, primero debería aprobarse en el Parlamento. Esa opción recibió 268 votos a favor y 295 en contra.
También estuvo entre las más votadas negociar con Bruselas una unión aduanera, lo que amortiguaría las fricciones en la frontera de Irlanda del Norte pero podría dificultar los acuerdos comerciales del Reino Unido con terceros países. Esa vía obtuvo 264 votos a favor, pero tampoco superó el umbral de la mayoría, al recibir 272 votos en contra.
Ambas posibilidades recibieron, con todo, más votos que el acuerdo de May cuando fue a sometido a votación por segunda vez este mes (242).
Donde sí hubo un fuerte consenso fue en las alternativas que la Cámara de los Comunes no aceptará.
Abandonar la UE sin un acuerdo no es una opción para el Parlamento, ya que tan solo 160 diputados la apoyan -157 conservadores y 3 laboristas-. Continuar en el mercado único, lo que implica mantener la libre circulación de ciudadanos comunitarios en el Reino Unido, tampoco. Solo 65 parlamentarios están a favor.
Los diputados mantienen abierta la posibilidad de convocar una nueva ronda de votaciones el próximo lunes, aunque no se ha tomado todavía una decisión al respecto.
Los resultados no son en todo caso vinculantes para el Gobierno y May ya ha advertido de que no condicionarán su estrategia. Existe sin embargo la posibilidad de que los diputados fuercen la votación de una ley que sí obligue al Ejecutivo a cumplir con su voluntad si finalmente llegan a un consenso.
La primera ministra continúa por su parte centrada en intentar aprobar el tratado de salida que ha negociado con Bruselas antes de que termine esta semana.
Esta tarde activó uno de los últimos resortes que le quedaban: ofreció dimitir una vez esté aprobado el pacto, a cambio del apoyo del ala euroescéptica del Partido Conservador.
La oferta puede seducir a los “tories” que aspiran a liderar el futuro diálogo comercial con la UE si May se encarga antes de apartar del camino el escollo de la aprobación del acuerdo.
Otros “tories” euroescépticos, como el diputado Steve Baker, han criticado la estrategia de la primera ministra y han puesto en duda que logre apoyos suficientes.
Esos conservadores, partidarios de un “brexit” sin acuerdo, están sin embargo bajo presión, porque la primera ministra ha descartado de manera taxativa que vaya a aceptar una ruptura no negociada sin el apoyo del Parlamento.
Ese escenario deja como opción más probable, en caso de que no se apruebe un pacto, una larga extensión del “brexit” que obligaría al Reino Unido a participar en las elecciones comunitarias de mayo.
Los euroescépticos temen que ese camino acabe haciendo descarrilar el “brexit” por completo, por lo que más conservadores podrían acabar sumándose al acuerdo de May en las próximas horas.
Aún más difícil lo tiene la primera ministra para lograr el respaldo del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), cuyos diez diputados son clave para alcanzar la mayoría.
La formación insistió esta tarde en que votará en contra del acuerdo porque no se han modificado los términos de la controvertida salvaguarda para evitar una frontera en Irlanda del Norte, que a sus ojos puede dejar a la región británica “atrapada” en las estructuras de la Unión Europea.