El refugio de los abuelitos en Barranquilla
Un sacerdote holandés se instaló en Barranquilla y se dedicó a buscar en la calle los ancianos abandonados para darles albergue.
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Un sacerdote holandés se instaló en Barranquilla y se dedicó a buscar en la calle los ancianos abandonados para darles albergue.
Una cama caliente, un plato de comida y los cuidados que requieren más un postre de amor es lo que hace la vida de 62 abuelitos más tranquila. Muchos de ellos son encontrados en la calle abandonados por su propia familia y llegan a una casa que se convierte en poco tiempo en su nuevo hogar.
Esta labor de mantener el ancianato y dotarlo de todo la hace con ayuda de sus amigos un padre Holandés que llegó por casualidad a Barranquilla y se quedó para ayudar y aportar al país que le abrió las puertas.
En la Barrio la Paz en la Arenosa está un lugar en el cual se respira como el nombre del sector, paz y armonía… Allí pasan los días aquellos que dieron mucho y recibieron poco, pero ahora disfrutan del amor de otros.