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Desearía abrazarlos y llorar con ustedes: papa a las víctimas

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Desearía abrazarlos y llorar con ustedes: papa a las víctimas

Desde Las Malocas, en Villavicencio, el papa Francisco se dirige a miles de víctimas a quienes les dijo que “el odio no tiene la última palabra, el amor es más fuerte que la muerte y la violencia”.

“Ustedes llevan en su corazón y en su carne las huellas de la historia viva y reciente de su pueblo, marcada por eventos trágicos pero también llena de gestos heroicos, de gran humanidad y de alto valor espiritual de fe y esperanza”.

“Vengo aquí con respeto y con una conciencia clara de estar, como Moisés, pisando un terreno sagrado; Una tierra regada con la sangre de miles de víctimas inocentes y el dolor desgarrador de sus familiares y conocidos. Heridas que cuesta cicatrizar y que nos duelen a todos, porque cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; cada muerte violenta nos disminuye como personas”.

Visiblemente conmovido, y ante las lágrimas de miles de personas que han sufrido, el sumo pontífice afirmó estar con ellos “para escucharlos (…) Y si me lo permiten, desearía también abrazarlos y llorar con ustedes, quisiera que recemos juntos y que nos perdonemos. Yo también tengo que pedir perdón, y que así, todos juntos, podamos mirar y caminar hacia delante con fe y esperanza”.

Así mismo se refirió al Cristo mutilado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y sufrió la masacre de decenas de personas refugiadas en su iglesia.

“Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas y tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios”.

Foto Archivo-CMI

Cristo roto y amputado, para nosotros es «más Cristo» aún, porque nos muestra una vez más que él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a él y con él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor.

Redacción Internet – CM&

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