La empresa fabricante de los trofeos de los Word Games envió los diseños en los que faltaba la polémica “L” el pasado 14 de junio, con una nota en la que advertía que, con la aprobación de ellos, cualquier error sería responsabilidad de su cliente. Los recibió la secretaria de la organización que estudió en inglés su colegio y su universidad, pero sólo respondió que quería cambiar el color del terciopelo del estuche.