De pies a cabeza, ninguna parte de su cuerpo está libre de tinta, ni siquiera el blanco de los ojos o la lengua. Un hombre de 35 años, habitante de la región parisina, supo compaginar su pasión por los tatuajes con su vocación de maestro de primaria, aunque no sin levantar revuelo. “Llevo unas 460 […]