¿Cómo saber si tengo la viruela del mono? Los síntomas son similares a la gripa común
Con el alerta de la OMS sobre la viruela del mono hay que estar prevenidos: ¿cómo saber si tenemos el virus?
- ¿Cuáles son los síntomas y cómo evitar las enfermedades respiratorias?
- Una enfermedad aleja del ojo público a la reina Camila: ¿qué tiene?
La OMS ha declarado la viruela del mono en alerta mundial, una enfermedad viral que se caracteriza por síntomas como erupciones cutáneas, fiebre, dolores musculares, fatiga y ganglios linfáticos inflamados.
Las erupciones suelen comenzar en la cara, las manos, los pies y los genitales, evolucionando desde manchas planas hasta ampollas y costras. La fiebre y el malestar general suelen preceder a la aparición de la erupción cutánea.
La viruela del mono se transmite principalmente a través del contacto cercano con personas infectadas, ya sea a través de lesiones en la piel, secreciones respiratorias o fluidos corporales. También puede haber transmisión por contacto con animales infectados, como roedores o primates salvajes, y por el uso de materiales contaminados, como ropa o sábanas.
El riesgo de infección puede aumentar si se ha viajado recientemente a áreas endémicas, como ciertos países en África central y occidental, o si se ha tenido contacto cercano con personas que presentan síntomas. El contacto con animales salvajes en regiones donde la viruela del mono es común también puede incrementar el riesgo. Las personas con sistemas inmunitarios comprometidos son más propensas a desarrollar formas graves de la enfermedad.
Para aquellos que presentan síntomas compatibles con la viruela del mono y han estado expuestos a estos factores de riesgo, es crucial consultar a un profesional de salud para una evaluación adecuada y pruebas diagnósticas. Los médicos realizarán un análisis del historial médico y pruebas de laboratorio para confirmar la infección si es necesario.
Las medidas preventivas recomendadas incluyen evitar el contacto cercano con personas infectadas o animales en áreas endémicas, practicar una buena higiene personal, como el lavado frecuente de manos, y desinfectar superficies y objetos que puedan estar contaminados. La vigilancia y la precaución son esenciales para controlar la propagación de la enfermedad.