“Un changón cuesta cinco palos”: alias ‘Toño’, al límite de la delincuencia en Sin Carreta
Sin Carreta le cuenta el otro lado de la moneda. Héctor Sarasti fue y entrevistó a un verdadero ladrón “profesional”. ¿Qué dijo?
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Sin Carreta le cuenta el otro lado de la moneda. Héctor Sarasti fue y entrevistó a un verdadero ladrón “profesional”. Logró entrevistar a este individuo que ha estado inmerso en el bajo mundo desde una edad temprana y con tan solo 20 años en su haber.
Este encuentro proporciona una visión diferente de todo lo que rodea al crimen organizado. El ladrón, conocido con el alias de ‘Toño’, compartió detalles sobre el mercado negro, desde el precio de las armas hasta las estrategias utilizadas para robar vehículos.
Una de las revelaciones más impactantes fue la discusión sobre el costo de un arma en el bajo mundo. Según el ladrón, la disponibilidad de armamento en estas redes permite conseguir un arma desde 500.000 pesos en adelante.
Otro aspecto revelador de la entrevista fue la descripción detallada de la visión del ladrón al acechar a sus víctimas. Según el entrevistado, la selección de objetivos se basa en la oportunidad y la vulnerabilidad.
La revelación más escalofriante fue la elección del mejor día para robar un automóvil, según el ladrón: el miércoles. Según sus experiencias, este día de la semana ofrece una ventana de oportunidad más amplia, ya que la atención policial tiende a disminuir en comparación con los días más concurridos.
Sin embargo, detrás de estas historias aparentemente despiadadas, se encuentra una realidad aún más sombría: la impunidad. Un experto compartió su opinión sobre este fenómeno. Según él, la sensación de impunidad permite que este tipo de actividades delictivas crezcan y se perpetúen en la sociedad. La falta de consecuencias tangibles, combinada con la complejidad del sistema judicial, crea un escenario ideal para que esto se repita con frecuencia.
Este testimonio invita a reflexionar sobre las raíces del problema y a considerar enfoques integrales para abordar la delincuencia. La educación y la conciencia social podrían ser componentes clave para cambiar la dinámica que acecha a la sociedad colombiana.