En la piel de un domiciliario: un reto físico y económico

Sin Carreta se puso en los pies de los domiciliarios para conocer el trabajo que realizan a diario, muchas veces desde tempranas horas de la mañana, hasta bien entrada la noche se les ve recorriendo las calles de Bogotá ¿Qué tan sencillo es este trabajo?, ¿Está bien remunerado? Lo consultamos. 

Los repartidores cumplen una labor que parece no ser reconocida. Son quienes a diario y por toda la ciudad se movilizan llevando diferentes pedidos. Con el fin de conocer el trabajo de estas personas, saber su realidad, en Sin Carreta nos pusimos en los pies de uno de ellos para descubrir como se movilizan y cuánto ganan a diario.

Pero ser repartidor en la actualidad no es tan sencillo. Es importante distinguir que en la actualidad los pedidos se realizan por plataformas digitales, por lo que toda persona que quiera ser repartidor debe inscribirse en cualquiera de estas apps.

Pero además, los repartidores deben tener su propia indumentaria. Para iniciar deben tener un maletín, en el cual cargan los pedidos que les encargan. Por lo general cuesta entre $130.000 y $150.000 pesos. 

El trabajo del domiciliario: ¿un trabajo injusto?

Las personas que se dedican a esta labor, no siempre cuentan con algo básico. En entrevista para Sin Carreta, un domiciliario aseguró que la regularidad de pedidos “depende de la demanda, a veces está seguido, a veces puede pasar una hora para que salga el pedido”.

Cuando se le pregunta sobre las ganancias, el repartidor asegura que “diariamente tengo que hacer 16 entregas para hacer entre $70.000 y  $100.000″. Pero no para ahí, pues el desgaste físico que a diario tienen estas personas es de admirar.

No hay duda de que este es un trabajo al que no se le reconoce la dificultad y entrega humana por parte de cada trabajador.

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